El artista Luis Quintero propone un juego de lenguajes en su nueva exposición

La nueva exposición del artista gaditano Luis Quintero se antoja la confirmación de una larga promesa, la madurez de un creador plástico que dio que hablar desde sus comienzos gracias a unas excelentes dotes escultóricas, de vocación grecolatina, llenas de contenido simbólico. Todo ello se concreta en esta última muestra, que, bajo el título de Animalversión, acogerá la Sala Rivadavia de Cádiz hasta el 26 de marzo. El juego de palabras de Animalversión no es gratuito en su forma ni en su fondo. La expresión escrita juega en la mayor parte de las 26 piezas expuestas -16 óleos y 10 esculturas- un papel fundamental en lo que pretende ser un contacto lúdico entre el artista y el público, fundiendo el lenguaje plástico con el de la palabra convencional en acrósticos y rayuelas simuladas. Por otra parte, Quintero reconoce haber renunciado en esta colección a los registros culturalistas que marcaron su obra anterior para abordar "cuestiones que nos atañen a todos: la familia, la maternidad, el alma". El medio en el que se apoya es, en este caso, la figuración animal y su carga significativa: la rana inflada ante unos labios de carmín representan al escéptico; la tortuga que se arrastra hacia el lazo de la línea de meta, al iluso; la planta y el camaleón, el gusano y la mariposa, delimitan los puntos cardinales del óleo titulado La vida; el cerdo con el lomo hendido en forma de vagina, cuya urna preside uno de los brazos de la sala, es símbolo universal del ahorro al mismo tiempo que un insulto recurrente. También exhibe Quintero sus facultades para el retrato en terracota, en sendas piezas policromadas. "Esas pinturas y esculturas", señala en la introducción del catálogo Manuel Caballero, "proponen cada una un enigma que el espectador ha de resolver. Superada la primera atracción estética, que es poderosa, hay que iniciar el camino de un juego".