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La prensa extranjera no encuentra rastros de la revuelta shií contra Sadam

La ciudad de Naseriya no presentaba ayer ningún rastro de la sangrienta revuelta shií contra las fuerzas iraquíes que supuestamente se produjo en los últimos días. Periodistas extranjeros que visitaron la localidad en un viaje organizado por Bagdad no pudieron corroborar las acusaciones de la oposición iraquí en el exilio, que aseguraba que 18 personas murieron allí en violentas manifestaciones provocadas por el asesinato del máximo líder shií.

Anoche el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, James Foley, calificó el asesinato del gran ayatolá Mohamed Sadeq al Sadr como "otro hecho de la brutal represión por parte del régimen iraquí". Foley desmintió que Washington esté implicado en el crimen del líder religioso con el objetivo de desestabilizar Irak y reveló que EEUU ha apoyado a grupos de la oposición iraquí, seguidores del ayatolá asesinado.Por la manaña, el Ministerio de Cultura e Información iraquí había llevado a un grupo de periodistas a la ciudad, a 375 kilómetros al sur de Bagdad, en un intento de desmentir que la muerte el pasado viernes del gran ayatolá, junto a sus dos hijos, hubiera causado un alzamiento de la comunidad shií en Irak contra el Gobierno.

Ahmed Saleh, gobernador de la provincia iraquí de Dhi Qar, a la que pertenece Naseriya, calificó las acusaciones de "pura mentira" y aseguró a la prensa que acudió a la zona que "no ha habido ningún problema en los últimos días". El gobernador añadió que, pese a la continuación de los sobrevuelos de aviones estadounidenses y británicos, los ciudadanos "prosiguen su vida normal". Bagdad también ha negado de forma tajante que se hayan producido enfrentamientos, ni en Naseriya ni en ninguna otra ciudad iraquí.

El Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (SCIRI), que responsabiliza a Bagdad por los asesinatos, había asegurado el domingo desde su sede en Teherán que los manifestantes en Naseriya habían liberado la ciudad del control iraquí y que fueron atacados por la artillería de la Guardia Republicana. El SCIRI añadió a los 18 muertos en Naseriya otros 300 en disturbios semejantes en la ciudad de Sadam, un suburbio de Bagdad con mayoría shií. Aunque los funcionarios iraquíes prohibieron a los periodistas hablar con los vecinos de la ciudad de Sadam, los que pasaron por la zona confirmaron que no había ninguna irregularidad en el tráfico ni en el comercio cotidiano.

Los musulmanes shiíes componen un 65% de los 22 millones de iraquíes, y se han producido disputas entre ellos y el régimen suní de Sadam Husein, especialmente en el sur del país, donde Bagdad aplastó una rebelión shií después de la guerra del Golfo en 1991.

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