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Los expertos oficiales, divididos ante la clonación para trasplantes

La comisión de reproducción asistida prefiere esperar a otros avances

El casi universal rechazo a cualquier experimento relacionado con la clonación humana se ha visto debilitado por los resultados científicos conocidos en los últimos meses, que han demostrado que esas técnicas pueden resultar muy valiosas para la medicina. Los expertos españoles reunidos en la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, que en los próximos días presentarán al Gobierno sus recomendaciones sobre la materia, están divididos sobre la conveniencia de permitir la clonación humana con fines médicos, y confían en que nuevas técnicas la hagan pronto innecesaria.

La clonación, que implica siempre crear un embrión genéticamente idéntico a un adulto, se puede utilizar para dos cosas. La primera es implantar el embrión en una mujer para obtener un niño clónico. La comisión de expertos se opone radicalmente a esta práctica, ya que considera que el ser humano tiene derecho a ser "producto de un azar genético" y a ser "genéticamente único e irrepetible".Pero hay una segunda posibilidad técnica sobre la que las posiciones están mucho menos claras: la de usar el embrión clónico no para implantarlo, sino para obtener de él cultivos de células madre indiferenciadas, que luego pueden generar cualquier tejido para trasplantarlo al individuo del que se obtuvo el clon sin problemas de rechazo inmunológico. Muchos científicos opinan que esta práctica supondrá una revolución terapéutica.

La comisión reconoce en su informe que esa técnica posee "una importancia potencial innegable, tanto desde el punto de vista de la investigación básica como de la clínica". Pese a ello, algunos de sus miembros la consideran inaceptable por razones éticas, ya que implica la creación de un embrión humano, aunque sólo se le deje desarrollarse unos pocos días, y su posterior destrucción en el laboratorio, necesaria para obtener los cultivos celulares.

Debido a esas discrepancias internas, la comisión aconsejará al Gobierno que no introduzca por el momento reformas legales que permitan la clonación humana con fines terapéuticos. Los expertos confían en que nuevas técnicas eviten la necesidad de pasar por la creación de un embrión para obtener los cultivos celulares necesarios. Por ejemplo, las células indiferenciadas podrían obtenerse directamente de los órganos adultos del enfermo, sin necesidad de clonar un embrión. Existen indicios de la viabilidad de este método en algunos casos.

Ambigüedad legal

Las leyes españolas son bastante ambiguas en este terreno. El Código Penal (artículo 161.2) castiga "la creación de seres humanos idénticos por clonación u otros procedimientos dirigidos a la selección de la raza". Por un lado, resulta evidente que el legislador no tenía presente la posibilidad de clonar embriones para obtener tejidos para trasplantes. Por otro lado, los miembros de la comisión ni siquiera han podido deducir si el Código pretende prohibir ahí cualquier práctica de clonación o sólo aquéllas destinadas a la "mejora de la raza".

Una complicación adicional es que el mismo artículo del Código Penal castiga "a quienes fecunden óvulos humanos con cualquier fin distinto a la procreación". Este punto también fue redactado antes de conocer las posibilidades de la clonación para trasplantes de tejidos, pero puede interpretarse fácilmente como una prohibición de esa práctica.

Existen restricciones legales similares en el resto de Europa. No así en Estados Unidos, donde la experimentación con embriones humanos no está prohibida, aunque sólo puede llevarse a cabo con financiación privada. Las empresas norteamericanas son las grandes beneficiarias de esta situación.

De hecho, el experimento que originó la polémica en noviembre pasado fue realizado por científicos de la Universidad de Wisconsin (Madison, EE UU), que, pese a depender normalmente de fondos públicos, reservaron en su laboratorio una isla privada para no violar el embargo presupuestario.

La técnica de clonación más viable se basa en la que utilizó el Instituto Roslin de Edimburgo para crear a la oveja Dolly. Consiste en tomar una célula de un adulto, extraerle el núcleo (que contiene todos los genes) e introducirlo en un óvulo al que previamente se le ha extraído su núcleo.

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