"La falta de dinero a veces viene bien porque agudiza la imaginación"

n El director de fotografía Federico Ribes Ponsoda (Alicante, 1952) ha sabido crear un ambiente propio para más de medio centenar de cortometrajes y una quincena de largos. En su extensa trayectoria profesional figuran trabajos en filmes como Una casa en las afueras, de Pedro Costa, A tiro limpo, de Jesús Mora, o Ione sube al cielo, la película de Joseba Salegi, que ahora se encuentra en periodo de montaje. Ribes ha impartido recientemente un curso de dirección fotográfica en el centro de artes escénicas Sarobe, de Urnieta. Pregunta. ¿En la dirección de fotografía, cuenta más la intuición o la técnica? Respuesta. La intuición, sin duda. Hay que conocer la técnica, el funcionamiento de la cámara, las emulsiones, los filtros y los objetivos. Pero luego lo olvidas y lo que tienes que hacer es echarle imaginación para que el resultado que se vea en la pantalla tenga un interés y una intención. P. ¿Entonces, en qué ha cambiado su trabajo con el desarrollo de las nuevas tecnologías? R. La verdad es que ha cambiado en todo por la variedad de elementos de iluminación, la digitalización de las imágenes y por las mismas emulsiones: ahora tienes unas de 500 ASA, que puedes forzar hasta 1.000 y rodar sin ningún problema en la calle por la noche. Pero lo más importante es la posibilidad de tener unos aparatos de luz con la misma intensidad que el sol. Hoy, con la tecnología que tenemos, si sabes ver las cosas y acertar con el tono de la película, con cualquier camarita, por mala que sea, puedes conseguir una buena fotografía. P. ¿Hasta qué punto tiene libertad creativa, si su trabajo está condicionado por el director de la película? R. Es preciso negociar antes de comenzar a rodar. Normalmente llegas a un acuerdo antes de empezar la película. Luego, sobre el terreno, tratas de defender tus ideas y luchar por ellas. Pero siempre queda tiempo para investigar: cada película tiene que ser distinta, y tiene que tener un sello fotográfico. P. Tiene que negociar y adaptar sus ideas al guión. Pero, ¿cuál es el elemento que más condiciona su trabajo? R. Sobre todo, el tiempo, porque los rodajes son cada vez más cortos. Tienes que pensar de antemano y muchas veces tratas que el director vaya por otro lado para que te deje diez minutos, porque si no, piensas que no lo conseguirás. La falta de dinero, de medios, se puede suplir más fácilmente. Incluso a veces te viene bien porque te agudiza la imaginación. Sin embargo, para lograr el ambiente adecuado necesitas un mínimo de tiempo. P. Pocos espectadores recuerdan nombres de directores de fotografía. ¿Cree que su trabajo está lo suficientemente valorado? R. No. Pero lo que sí creo es que el público nota cuando una fotografía es buena o cuando no da la talla de la película; lo reconoce aunque no sepa el nombre del creativo. La gente se queda más con los rostros, conoce, sobre todo, a los actores. P. ¿Existe una diferencia marcada de estilo entre la fotografía de las películas estadounidenses y las europeas? R. Hasta hace poco existía, porque la línea de Hollywood era muy marcada. Pero desde que desembarcan los europeos se rompe esa mentalidad muy marcada en los años 50 y 60. Entonces la calidad de la fotografía era más interesante en Europa que en América. Sin embargo, hoy la mezcla es tal que se ha igualado.