Trato de favor

Extrañado he podido comprobar el escaso eco que ha tenido, salvo la noticia en sí aparecida en este periódico, el choque que el 12 de diciembre de 1998 tuvo con el vehículo que conducía el entonces director de servicios de Tráfico y Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, don Pedro Areitio, ocurrido en las inmediaciones de la plaza de Canalejas, dándose la circunstancia de nocturnidadTodos los días esperaba, con buena lógica, encontrar en las páginas del periódico alguna carta o artículo que analizara este suceso, pues pensaba que quien lo hiciera seguro que lo iba a explicar mejor que yo

En vista de que no es así y que va pasando el tiempo y el tema va cayendo en el olvido, cosa que, dicho sea de paso, viene ocurriendo, ya por costumbre, con casi todas las irregularidades y corrupciones que por doquier y casi a diario están aflorando en el PP, es por lo que he decidido escribir esta carta.

Y lo hago porque considero que este asunto está revestido de cierta importancia y gravedad como para darle el carácter de una simple noticia. No por el choque en sí, sino por la actuación de la Policía Municipal, ya que al señor Areitio, por ser él quien era, no se le realizó la consabida prueba de alcoholemia ante unos hechos y circunstancias que así lo requerían: nocturnidad, choque y, lo que es más grave, según declaración de un testigo, síntomas de estado de embriaguez. Esto está claro que se trata de un flagrante caso de trato de favor.

No quiero ni imaginar lo que a un ciudadano cualquiera nos hubieran hecho en las mismas circunstancias o, simplemente, hubiéramos incurrido en sólo una de las tres infracciones cometidas por el señor Areitio: carné de conducir caducado, no llevar seguro obligatorio ni permiso de circulación.

No veo ningún mérito que el señor Areitio dimitiera después de que el tema saltara a las páginas de la prensa. Práctica, por otra parte, habitual del PP, que corrige las irregularidades sólo cuando se destapan los escándalos y trascienden a la opinión pública.-