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Entrevista:DOUG GOODKIN - PEDAGOGO MUSICAL

"La música no es un talento, sino una forma de inteligencia"

Luis Gago

Doug Goodkin (New Jersey, 1951) está realizando una auténtica gira por diversas ciudades de España y Portugal para impartir una serie de cursos sobre el jazz en la educación musical, las inteligencias múltiples o la improvisación en el marco del método Orff. Más conocido entre el gran público por sus Carmina Burana que por su actividad pedagógica, Carl Orff y sus propuestas han supuesto una influencia decisiva en la formación de Goodkin: "Él no pretendía inventar un modo nuevo de enseñar música. Su método surgió de una necesidad que se dejaba sentir en la cultura alemana en los años veinte: la de explorar la frontera entre música y movimiento".En el método Orff se trabaja con las tres cosas que nos son más cercanas: "El cuerpo, la voz y la imaginación". Esto puede traducirse no sólo en cantar o tocar pequeños instrumentos de percusión, "sino también en la exploración del cuerpo o del idioma como algo musical. Es el viejo ideal griego de drama, movimiento y música como una unidad indivisible". Para Goodkin, la música constituye un elemento esencial de la formación de una persona, algo que ahora, "afortunadamente, afirman también los científicos con sus pruebas de laboratorio en la mano". Y es esencial no sólo para la salud o para el bienestar del niño y del futuro adulto, sino también para su desarrollo intelectual. "Por medio de la música", afirma Goodkin, "puede lograrse un equilibrio perfecto entre los sentidos. Además, Howard Gardner ha demostrado científicamente que no hay una sola inteligencia, sino que existen al menos siete inteligencias diferentes: lingüística, lógico-matemática, visual-espacial, kinestésica, musical, intrapersonal e interpersonal". Tendemos a trabajar con todas ellas, aunque lo normal es potenciar alguna, como el poeta la lingüística o el bailarín la kinestésica. "La música", remacha Goodkin, "no es un talento que poseen sólo algunas personas: es una inteligencia que tiene todo el mundo y que todos podemos desarrollar, y esto es algo que la gente tiende a olvidar".

La música es también matemática, y el niño que explora los modelos a los que puede quedar reducida la música en última instancia, que construye por sí mismo melodías o ritmos, "está más preparado para enfrentarse al mundo, porque organiza mejor el cerebro para percibir y comprender los esquemas que gobiernan la vida en general. Muchos matemáticos importantes han tenido una formación musical y hay estadísticas que señalan que el ochenta por ciento de los programadores informáticos de Estados Unidos son músicos que se ganan así la vida, dada su habilidad para manejar modelos".

En la conversación con Goodkin asoman aquí y allá los nombres de Charlie Parker, Herbie Hancock o Louis Armstrong. "Todos los estilos musicales han tenido un componente de improvisación, que también ha ido perdiéndose gradualmente. Por eso el jazz es una herramienta fundamental para enseñar música, con la que pueden conseguirse resultados asombrosos. Además, el jazz es siempre diferente, aunque se trate de clásicos como I got rhythm o Embraceable you, porque nunca se tocan igual". También arropa sus explicaciones con el gamelán indonesio, la bossa nova o la percusión taiko japonesa, ya que "todas las músicas están presentes en cada uno de nosotros, pero hay que abrirles las puertas. Cada estilo nos ofrece una perspectiva nueva y nos permite descubrir partes distintas de nuestro ser. Parafraseando a Coleridge, podría afirmarse que "toda música, adecuadamente oída, despierta otra facultad del alma". Por eso defiendo una educación multicultural".

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Sobre la firma

Luis Gago
Luis Gago (Madrid, 1961) es crítico de música clásica de EL PAÍS. Con formación jurídica y musical, se decantó profesionalmente por la segunda. Además de tocarla, escribe, traduce y habla sobre música, intentando entenderla y ayudar a entenderla. Sus cuatro bes son Bach, Beethoven, Brahms y Britten, pero le gusta recorrer y agotar todo el alfabeto.

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