El FBI, obsesionado con Marilyn
Documentos desclasificados revelan que agentes secretos escrutaron la relación de la actriz con los Kennedy
La actitud de Kenneth Starr en el caso Lewinsky tiene sólidos precedentes en Estados Unidos. Como tantos otros personajes de la farándula norteamericana o instalada en EEUU, desde Frank Sinatra hasta John Lennon, Marilyn Monroe tampoco escapó al escrutinio permanente del FBI dirigido por el paranoico J. Edgar Hoover. La ficha de Marilyn creada a lo largo de varios años por el servicio de espionaje interior de EEUU es tan gruesa como la de los líderes izquierdistas o capos mafiosos de la época. Recién desclasificada, aunque muy censurada, esa ficha prueba que el FBI se interesó muy de cerca por la vida sentimental y sexual de la más rutilante estrella de Hollywood -y en particular sus relaciones con Robert Kennedy- y también por las todavía oscuras circunstancias de su muerte.Marilyn falleció el 5 de agosto de 1962, de una sobredosis de barbitúricos, en su villa de Los Ángeles. Eran los tiempos dorados en que el joven y atractivo John F. Kennedy había convertido la Casa Blanca en Camelot. Marilyn y Kennedy se conocían: la presencia de la actriz había sido el regalo de la fiesta del 45º cumpleaños del presidente, celebrada en mayo de ese año en el Madison Square Garden. Pero, además de ese hecho, registrado en una filmación memorable en la que ella, vestida como una burbuja de champaña canta Happy birthday, mister president, un rumor jamás desmentido afirma que el sexualmente voraz presidente Kennedy tuvo como amante a la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias.
No consta en la ficha del FBI -o no ha sido desclasificado- que los agentes secretos de Hoover investigaran esa relación, pero sí que hicieron mucho caso a lo que, tras la muerte de Marilyn, escribió en The New York Mirror el entonces popular columnista Walter Winchell. Según Winchell, un "hombre muy honorable y muy famoso, felizmente casado y con hijos", vivía desde entonces "con la culpa y el miedo como permanentes amigos". El FBI investigó la posibilidad de que "un alto cargo del Gobierno" hubiera estado relacionado con el trágico suceso.
Esa investigación, según los documentos desclasificados, se centró en la sospecha de que Robert Kennedy, fiscal general en el Gobierno de su hermano y otro de los amantes que se atribuyen a Marilyn, y Peter Lawford, actor y cuñado de los Kennedy, hubieran participado en "una conspiración" para acabar con la vida de la actriz. Un documento enviado a Washington por la oficina de San Francisco y fechado el 19 de octubre de 1964 afirma que, según una información facilitada por un confidente pero no confirmada, Lawford hizo "arreglos especiales con el psiquiatra de Marilyn en Beverly Hills" para manipular los medicamentos que ella tomaba, con la intención de matarla. En la noche de autos, "Robert Kennedy", según la fuente del agente, "hizo una llamada desde el hotel Saint Charles de San Francisco a Peter Lawford para averiguar si Marilyn ya estaba muerta".
Muchos rumores y cotilleos y alguna que otra información contrastada constituyen el material sobre Marilyn acumulado por los espías de Hoover.
Según el citado informe de 1964, "Robert Kennedy estuvo profundamente relacionado emocionalmente con Marilyn Monroe, y le prometió repetidamente que se divorciaría de su esposa para casarse con ella". El agente insiste en que esa información es "de segunda mano" y no ha podido ser verificada. Pero añade otro rumor: "Ella, en el transcurso de una conversación telefónica, le amenazó con dar publicidad a su aventura".
La ficha contiene otras informaciones que se revelarían ciertas. Una nota de junio de 1956 señala que Marilyn está saliendo con el autor teatral Arthur Miller, con el que, en efecto, terminaría casándose. Miller es investigado de inmediato. La propia actriz había sido vigilada el año anterior por la oficina del FBI en Nueva York, tras los rumores de que planeaba viajar a Moscú para estudiar arte dramático. Entre las inmensas tachaduras aplicadas a los documentos ahora desclasificados, se entrevé un interés obsesivo del FBI por la actriz, que lleva a analizar sus declaraciones a la prensa, seguirla estrechamente en sus salidas nocturnas, e incluso a grabar sus encuentros sexuales. Uno de los informes da cuenta de la existencia de una grabación de un "encuentro sexual" mantenido en Los Ángeles por Robert Kennedy y Marilyn. "Todas las voces", precisa el informe, "son identificables".
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