CAZA MAYOR Los cuernos más apreciados
Sólo una veintena de personas acudió ayer al sorteo de permisos de caza a rececho, realizado por la Consejería de Medio Ambiente. La escasa afluencia de público, sin embargo, no es sinónimo de desinterés. Para los 286 permisos concedidos por la Administración autonómica para cazar en terrenos de su propiedad durante la temporada 1999-2000, se presentaron 4.138 solicitudes de cazadores andaluces, nacionales y extranjeros. En la eterna polémica sobre la caza como corrector ambiental o como actividad depredadora, el asesor técnico de caza de la Consejería de Medio Ambiente, Fernando Carrasco Álvarez, lo tiene muy claro: "El fomento de la caza mayor limita los aprovechamientos agresivos del monte". Además, destaca su función como práctica reguladora del crecimiento de poblaciones: "No existen grandes depredadores en Andalucía, así que habría grandes problemas de crecimiento desmesurado". La caza controlada ayuda a combatir brotes de enfermedades, que pueden transmitirse de unos ejemplares a otros. Así ocurrió con la sarna de la cabra montés. Adiós a Sierra Nevada La posibilidad de cazar ejemplares de cabra montés se ha reducido considerablemente con la conversión de Sierra Nevada en Parque Nacional. De hecho, el sorteo de ayer excluyó permisos cinegéticos para Granada y en Almería -las dos provincias con territorio enclavado en el espacio protegido- sólo se han concedido dos para ciervos en la Sierra de Filabres. La declaración del Parque Nacional lleva implícita la prohibición absoluta de toda actividad cinegética. Algo que no comparte de lleno la Dirección General de Gestión del Medio Natural. Su responsable, Juan María Cornejo, señaló que "no podemos desoir una ley nacional". Pero apostilló: "Cuando llevemos la gestión, ya veremos". Las autorizaciones que concede Medio Ambiente, como "gestores de fincas", según Cornejo, buscan reestablecer el equilibrio entre poblaciones. Dicho crudamente: se calcula cuántos ejemplares sobran en cada zona o cuántos presentan características "no deseables" para transmitir por vía genética. El resultado es el número de piezas que se podrán cobrar los cazadores en las fincas de titularidad autonómica, por un precio variable. De entrada, no pagan lo mismo los cazadores locales, andaluces o nacionales y extranjeros residentes en España. En el sorteo realizado ayer se otorgaron 146 permisos para aspirantes regionales y otros 140 para nacionales y extranjeros. Por cobrarse un ejemplar considerado medalla de oro, se pueden llegar a pagar más de 300.000 pesetas. En la temporada anterior, el ciervo más grande batido exigió un desembolso de 250.000 pesetas del cazador. Las tarifas varían también en función de las características de la pieza: trofeo (macho adulto y grande), selectivo especial (ejemplar de tamaño con alguna característica desaconsejada desde el punto de vista genético) o selectivo normal (ejemplares jóvenes). "A igual tamaño de cuernos, el selectivo especial cuesta la mitad que el trofeo", dice Fernando Carrasco. Sólo por la venta de permisos realizada ayer, la Consejería de Medio Ambiente ha ingresado alrededor de 30 millones de pesetas, a los que se agregarán las cuotas complementarias por las dimensiones de la pieza cobrada y por los días invertidos. Para la próxima temporada, a la vista de los permisos concedidos, escasean los corzos (sólo tres) y los gamos (20). La especie más ofertada es el ciervo (136), seguida de la cabra montés (75). La caza al rececho, que se realiza bajo la supervisión de un guarda de Medio Ambiente, incluye también cotos enclavados en espacios protegidos andaluces, como Grazalema, Cazorla, Segura y Las Villas, Cortes de la Frontera, Serranía de Ronda o Sierras de Tejeda y Almijara. La Consejería de Medio Ambiente reserva, además, cupos para empresas turístico-cinegéticas y prepara permisos para monterías.
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