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El mercado provisional de Santa Caterina duplica los ingresos en el primer mes de funcionamiento

Blanca Cia

El primer mes de funcionamiento del mercado provisional de Santa Caterina, instalado en el paseo de Lluís Companys de Barcelona, revela que la nueva ubicación no sólo es mucho más beneficiosa para los comerciantes, sino también para los usuarios. "En tres días se consigue la caja que antes se hacía en una semana", resume el director del mercado, Miguel Ángel de la Fuente. Mayor afluencia de clientes y jóvenes, junto al hecho de que se trata de una instalación completamente nueva y en una zona con mayor radio de influencia, parecen ser las claves del éxito de la carpa.

"Aquí todo es nuevo, está más ordenado y es mucho más luminoso. No se puede ni comparar con el estado del viejo mercado, sobre todo en los últimos años, con el cierre de muchos puestos. Estoy convencido de que estaba abocado al cierre en tres o cuatro años", explica Ángel Juny, presidente de la asociación de comerciantes de Santa Caterina. No es el único que opina así. La mayoría de los operadores que ahora trabajan en el paseo de Lluís Companys -93 de los 103 establecimientos de alimentación que se ubicarán de nuevo en el futuro mercado- afirman que es un cambio radical; y para bien. "Nos ha costado dinero, pero ha valido la pena. Yo era de los convencidos de aquello de renovarse o morir", resume Ramón, pescadero. Precisamente, las pescaderías han sido unas de las más beneficiadas con el cambio. "Tenemos más clientes y con mayor poder adquisitivo", cuenta otro hombre del mismo ramo. 40.000 clientes La clientela potencial del viejo mercado, en la avenida de Francesc Cambó, sumaba unas 22.000 personas, cifra que se eleva a 40.000 en la carpa de Lluís Companys, según comenta el gerente del Insituto Municipal de Mercados (IMM), Alfredo Jorge Juan. "Además de la antigua zona de influencia, la carpa ha captado más clientela de un área -los alrededores del paseo de Sant Joan hasta Marina- que apenas tenía oferta alimenticia", cuenta. El factor generacional también cuenta, ya que se ha pasado de una población en la que predominaban las personas mayores -muchas de ellas viviendo solas- a un sector de familias con hijos. "Esto se nota bastante", resume Aurora, propietaria de una charcutería. La operación de renovación del mercado ha supuesto la reducción de un 61% de los establecimientos, que han pasado de 265 a 103. El coste de las indemnizaciones a los propietarios que optaron por cerrar puertas ha ascendido a 335 millones de pesetas, según datos facilitados por el gerente del IMM. "Además, en el mercado provisional de Lluís Companys, la inversión media de cada establecimiento ha sido alta, en torno a las 800.000 pesetas", añade el gerente para ilustrar que los comerciantes han optado por montar unos puestos en buenas condiciones, pese a que son provisionales. Para el gerente, ese hecho demuestra que el colectivo interesado en la reforma "tenía muchas ganas y por eso ha decidido hacer un esfuerzo, incluso en el mercado provisional". El espacio que tiene en la carpa de Lluís Companys será el mismo que tendrán en el nuevo mercado, en el que el coste que pagarán por cada metro cuadrado será de 350.000 pesetas. "Si acaban llegando las subvenciones anunciadas por parte de la Generalitat, todo eso revertirá en beneficio de los operadores", precisa el gerente. La carpa abre también los martes, jueves y viernes por la tarde. "Realmente, las tardes de los martes y jueves no se trabaja demasiado, pero el viernes sí, mucho más que en el mercado viejo", explica otra tendera. Los comentarios de satisfacción también se escuchan entre la clientela, aunque para algunos se hace cuesta arriba ubicar sus puestos de toda la vida en la carpa: "Es mejor, más alegre y ordenada, pero me cuesta localizar algunas cosas, debe ser por la costumbre del anterior mercado", razona una mujer que sobrepasa los 70 años. De cara al futuro, cuando se reabra el nuevo mercado, los comerciantes confían en que parte de la reordenación urbanística -marcada por la apertura de la avenida de Francesc Cambó- ayude a revitalizar toda la zona. "De nada servirá tener un flamante mercado si el entorno sigue estando tan deteriorado como ha estado en los últimos años. Por eso, todos confiamos en que el nuevo espacio urbano provoque la revitalización del barrio y que más gente joven se instale en el casco antiguo", subraya el presidente de la asociación. Es decir, no sólo un cambio del paisaje, sino también del paisanaje.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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