El Ulster decide sobre las estructuras de gobierno entre profundas divisiones
Eclipsado por la polémica del desarme de las milicias, el debate sobre las futuras estructuras del gobierno autónomo del Ulster se abrió ayer en Belfast en lo que medios políticos describen como una crucial y agitada controversia que marcará el curso de los próximos pasos en la búsqueda de paz para la provincia azotada por tres décadas de violencia. La Asamblea norirlandesa comenzó ayer sus sesiones constatando la división en el seno del Partido Unionista del Ulster (UUP).
Aparte de las discusiones sobre el desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA), lo que acaparó la atención de los nuevos legisladores fue una inesperada erosión del apoyo de los protestantes al Partido Unionista del Ulster de David Trimble, la principal fuerza política de la región bajo control británico.Según varios pronósticos, por lo menos dos parlamentarios del UUP, electos el año pasado, votarán en contra de la formación de un Gobierno en el que, necesariamente, tendrá que estar representado el Sinn Fein de Gerry Adams, el partido católico nacionalista que actúa como frente político del IRA. Los diputados protestantes y probritánicos Peter Weir y Roy Beggs Junior se convirtieron en el principal incordio para los planes de Trimble, que, en su calidad de Ministro Principal, o primer ministro, se muestra decidido a formar un comité ejecutivo para gobernar la provincia una vez que Londres ceda poderes administrativos en el Ulster hacia el 10 de marzo, la fecha prevista para el "nacimiento oficial" del nuevo Gobierno autonómico previsto en el acuerdo de paz logrado hace casi un año. La postura de Weir y Beggs Junior complica no sólo los planes de Trimble, que hasta hace días había asegurado que los 28 diputados electos el año pasado iban a dar su apoyo a la idea de formar un nuevo Gobierno. Entraña también una evidente expresión de la creciente sospecha unionista de que el advenimiento del nuevo Ejecutivo va a ignorar las demandas de los protestantes para que el IRA entregue o destruya sus arsenales antes de que el Sinn Fein entre a formar parte del nuevo Gobierno.
El debate iniciado ayer, que podría prolongarse tres días, instala un elemento decisivo para el proceso de paz trabajosamente orquestado por Londres, Dublín y Washington. Trimble y Adams están ansiosos por llevar adelante el proyecto, pero la renuencia del IRA a entregar las armas a la comisión internacional, presidida por el general canadiense John de Chastelain, y nuevas señales de que grupos lealistas protestantes están consiguiendo nuevo material bélico y reclutando paramilitares voluntarios se ha convertido en un obstáculo para el debate político y para la materialización del nuevo Ejecutivo del Ulster. Weir afirmó ayer: "Mi posición es clara y no voy a cambiarla". Palabras que denotan poco menos que una rebelión en el campo unionista de Trimble. Beggs Junior se encargó de enviar un mensaje similar.
La búsqueda de consenso se ha visto complicada por unas declaraciones efectuadas por el primer ministro irlandés, Bertie Ahern, el jefe del Gobierno de Dublín, al semanario The Sunday Times en las que afirmó que era poco menos que inconcebible obtener progresos políticos mientras el IRA se aferre a sus arsenales. Ahern, cuyas palabras añadieron peso a la fuerte presión protestante, intentó distanciarse de esa valoración afirmando que había sido mal interpretado.
Incluso si el debate abierto ayer en Belfast, donde se reúne la Asamblea, consigue respaldar los esfuerzos de paz públicamente expresados por Trimble, Adams y la jefatura nacionalista del moderado Partido Socialidemócrata Laborista (SLDP) de John Hume, el camino hacia la paz se torna bastante más tortuoso que lo originalmente pensado.
El mensaje de Hume
Los mensajes para salvar el proceso se multiplican. El domingo, en Bastia (Córcega), John Hume, líder nacionalista católico moderado, dictó una dura lección pacifista a los dirigentes de los grupos corsos. La conferencia del Premio Nobel de la Paz, galardón que comparte con el protestante David Trimble, fue didáctica y contundente. El diputado laborista aseguró que la injusticia no puede ser jamás vencida con una injusticia mayor, es decir, con la violencia, y que aquellos que la cultivan "son fascistas porque se oponen a la voluntad popular". "Hay que sudar, no verter sangre, para construir la democracia", añadió Hume tras decir que la diferencia es un hecho natural, no una amenaza, informa
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