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Cara y cruz de un paseo por el centro histórico

En el paseo que se dieron ayer por la zona después de presentar la intervención en el barrio de Velluters, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el consejero de Obras Públicas y Urbanismo, José Ramón García Antón, se encontraron con las dos caras del centro histórico: en la calle de Caballeros visitaron varias mansiones lujosamente conservadas y en la plaza de las Escuelas Pías sufrieron las iras de algunos vecinos que protestaban por el deterioro del barrio. La alcaldesa y el consejero, seguidos por un nutrido séquito de asesores, técnicos y periodistas, y precedidos por los agentes de la Policía Local, que les abrían paso, pasearon primero por la calle de Caballeros. Allí visitaron el palacio de Mercader, adquirido por las cooperativas agrícolas de Valencia y magníficamente restaurado, como otro majestuoso edificio, ubicado un poco más allá, también lujosamente rehabilitado por el gabinete de ingenieros de Agustín Díaz Cisneros. Pero al adentrarse en Velluters, la alcaldesa y el consejero empezaron a encontrarse con la realidad del barrio. Los vecinos bajaban a reclamar mejoras en el entorno, aparcamientos y más atención policial. Ya en la plaza de las Escuelas Pías, una mujer increpó a Barberá, a la que retó a acudir a la zona un día "normal" y sin que previamente haya sido "limpiada", para ver la "miseria" y los problemas que sufren sus habitantes.

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