El fiscal pide penas de un año de cárcel para tres maestros por la muerte de un alumno en la playa
Tres profesores de la escuela Pau Casals de Barcelona fueron juzgados ayer acusados de un delito de imprudencia grave con resultado de muerte supuestamente cometido durante una salida escolar a la playa, en la que falleció ahogado un alumno de ocho años. La fiscalía solicita para cada maestro un año y un día de prisión porque considera que desatendieron la protección y vigilancia de los 57 alumnos que tenían a su cargo, ya que debieron impedir primero que se bañasen, porque había "gran oleaje y resaca", y después que se adentrasen en el mar.
José María Arellano, Noeli Montiu y José Antonio Baños negaron las acusaciones de la fiscalía, que al final retiró la petición de tres años de inhabilitación para cada maestro. Los padres del niño renunciaron a ejercer la acusación al haber sido indemnizados y la Generalitat asumió la defensa de los tres maestros. Durante su declaración ante la sección décima de la Audiencia de Barcelona, los tres maestros defendieron su actuación, aunque incurrieron en contradicciones e incluso utilizaron malos modales para responder a la fiscal, lo que les fue recriminado por el presidente del tribunal, Josep Maria Pijuan. Los hechos ocurrieron en la mañana del 6 de junio de 1997, cuando un grupo de 57 alumnos de los cursos de tercero, cuarto y quinto de EGB del colegio público Pau Casals de Barcelona organizaron una excursión de fin de curso a la playa de Ribes Roges, en Vilanova i la Geltrú, acompañados por los tres maestros. La fiscal asegura que "el gran oleaje y la resaca" desaconsejaban el baño incluso para las personas adultas y que este hecho podía "apreciarse a simple vista". Pese a ello, según la acusación, los maestros permitieron que los niños se diseminasen en 200 metros y perdieron su localización en la playa. A los pocos minutos de iniciarse el baño, dos trabajadores del servicio de limpieza de la playa y otro bañista sacaron a tres niños del agua. Dos de ellos, N. G. G., y E. S. A., ambos de ocho años, no sabían nadar y, a pesar de conocer este detalle, los maestros permitieron que se bañasen. El primero murió ahogado y la segunda estuvo varios días en la UVI y salvó la vida. Un tercer alumno fue rescatado sano y salvo. La fiscal asegura que los acusados se ausentaron del cuidado de los niños y se personaron cuando ya había llegado una ambulancia. Así lo corroboraron en el juicio las personas que rescataron a los niños. "Yo no hubiera permitido jamás que un hijo mío se bañase con ese oleaje", aseguró uno. "Las olas saltaban por el espigón por la altura que tenían", explicó otro. El fallecimiento de la víctima se produjo por asfixia al chocar contra las rocas. Los maestros coincidieron en declarar que separaron a los niños en dos grupos en función de sí sabían nadar o no. Uno de los acusados, José María Arellano, quiso ser tan contundente en sus explicaciones que lo negó todo utilizando incluso explicaciones absurdas, como que los trabajadores de la limpieza tenían mejor visión que él y que el lugar donde encontraron a la víctima no era hondo. Los alumnos declararon en la instrucción que sus compañeros pidieron socorro con los brazos y nadie les hizo caso, que los profesores estaban alejados y que había gran oleaje. Ayer, unos se desdijeron y otros defendieron a los maestros con una contundencia inusual.
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