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El arquitecto de la catedral de Sevilla niega "riesgos de desplome"

"Una polémica incomprensible". El maestro mayor de la catedral de Sevilla, Alfonso Jiménez, no se explica el revuelo que ha conmovido a la capital andaluza por los estudios de consolidación de los dos pilares del Trascoro del edificio gótico. El arquitecto pidió ayer que no se dramatizara la situación ya que "no existe riesgo de desplome". Por otro lado, Concepción Cirujano, la directora de la obra en la Puerta de San Miguel, afirmó que la contaminación ambiental y las vibraciones son los principales factores del deterioro de la fachada catedralicia.

"Hagamos una iglesia tan grande, que los que la vieran acabada nos traten por locos". Esta frase de uno de los canónigos sevillanos lanzada en 1401, cuando se decidió edificar la Catedral de Sevilla, explica la actitud de los habitantes de esta ciudad frente a este monumento. El rumor sobre la seguridad de la catedral a raíz de la información publicada por el diario ABC sobre unas grietas en los pilares del Trascoro - zona más extensa y despejada del edificio, presidido por el retablo del altar de la Virgen de los Remedios- hizo colapsar los teléfonos del Cabildo Catedral Metropolitano, desde donde no se paró de desmentir el supuesto peligro de derrumbe. El arquitecto de la catedral, Alfonso Jiménez, afirmó ayer no entender la polémica suscitada. "Los sevillanos tienen que saber que este edificio no es indestructible. No es eterno. Si no se le hicieran estudios y obras su situación sería terrible", agregó. Desde 1882, cuando Adolfo Fernández Casanova comenzó las obras de rehabilitación de bóvedas y portadas, se han venido sucediendo actuaciones en la catedral hispalense. Arquitectos como Joaquín Fernández Ayagarray o Joaquín de la Concha Alcalde restauraron pilares entre 1889 y 1918. En el periodo entre 1946-1971, Félix Hernández realizó obras de conservación en el Trascoro, y en 1974 Ramón Queiro hizo un estudio en los mismos pilares que han provocado la polémica. Respecto a esta obra , Jiménez aseguró que no había ningún peligro de desprendimientos y explicó que, de momento, se está realizando una numeración de los sillares que forman estas columnas y la localización exacta de las grietas, ya que para su restauración será necesario desmontar cada pilar por completo y rellenar su interior de hormigón. Contaminación Ambiental Los estudios realizados sobre el deterioro que sufre la fachada de la catedral revelan que los principales factores que acentúan este proceso son la contaminación ambiental y las vibraciones, agravadas por el intenso tráfico rodado que se registra junto al edificio. La directora de Intervención del Instituto del Patrimonio Histórico Español (IPHE), Concepción Cirujano, presentó ayer dichos estudios y el plan de trabajo que se está llevando a cabo en la Puerta de San Miguel. Cirujano explicó que las obras consisten en la limpieza, mediante láser, de la piedra que sufre la presencia de costras negras. Además, se eliminarán los depósitos de polvo, se coserán los fragmentos desprendidos, se sellarán las fisuras y se instalará un sistema electroestático de ahuyentado de aves que será imperceptible. Además de las actuaciones directas sobre la fachada, la responsable de Patrimonio enumeró otras acciones como la investigación de envejecimiento acelerado de productos consolidantes para determinar el más idóneo, la elaboración de una cartografía de daños y un estudio de las condiciones ambientales con especial atención a la tasa de deposición de contaminantes. La intervención, realizada por la empresa Coresal, en la Puerta durará siete meses y seguirá criterios de conservación evitándose modificaciones estéticas. El IPHE, dependiente del Ministerio de Educación y Cultura, financia la restauración con 57 millones de pesetas, más los 4 millones que la empresa Hilti aporta como mecenazgo.

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