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Entrevista:

"Me encanta la luz de miel del atardecer de Madrid"

Amelia Moreno (Quintanar de la Orden, 1957) se adentró de muy niña en los difusos territorios de la pintura, sin resortes familiares ni influencias ilustres. Lo hizo impelida por una necesidad vital: refugiarse del mundo hostil que se presentaba ante sus ojos. A los 16 años hizo su primera exposición, fruto de años hirvientes de esbozos y experimentos. Y no tardó en encontrar su senda artística en un arte abstracto donde "dialogan" las luces y las sombras. Le llevó más tiempo descubrir la ciudad de sus sueños, esa que le permitió el "mirar hacia adentro" que motiva su pintura. En los primeros años ochenta le fascinó Nueva York como lugar atrayente para "explorar", más que como catapulta hacia el éxito. Allí aterrizó sin amigos, inglés ni trabajo, pero quedó cautivada, y desde entonces vive a caballo de Manhattan y Madrid. Amante de la soledad creadora, Amelia desdeña los cenáculos artísticos y prefiere que las musas la cojan pintando o leyendo en su estudio. Pregunta. ¿No es paradójico buscar la concentración en ciudades ruidosas y frenéticas? Respuesta. Cuanto más grande y caótica es una ciudad, más posibilidades hay de aislarse. Nueva York es una ciudad perfecta para estar solo, para que te dejen en paz. Yo no podría concentrarme en Toledo, por ejemplo.

P. ¿Y Madrid?

R. Madrid es la ciudad idónea para vivir. La he elegido yo. Me gusta por su luz, el clima, los cielos y la gente. Son cosas que permanecen, que no se acaban con uno u otro alcalde. Me encanta la gente de Madrid y esa luz de miel del atardecer, con la que a veces sueño y creo que está en mis obras. Ésta es una ciudad amable, a pesar de los coches y de los adornos que pone el Ayuntamiento. La gente es la que hace las ciudades.

P. ¿Cuánto tiempo tarda en pintar un cuadro?

R. No existe el tiempo. Nunca acepto encargos, porque no puedo pintar un cuadro en un plazo prefijado. Para mí, cada obra es una aventura que no se sabe cuándo va a acabar. Es como en otros ámbitos de la vida. No me interesa el tiempo, ya que creo que lo hemos inventado para ordenar la parte práctica de nuestras vidas. Eso sí, no abandono una cosa hasta que no la acabo. Y sé que está acabado cuando el cuadro tiene entidad propia y empieza a sorprenderme.

P. ¿Cómo viene 1999?

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R. A finales de año hay proyectos para una exposición itinerante por toda España. Pero ahora lo que quiero es pintar, porque he hecho tres exposiciones en un año, en Londres, Barcelona y Madrid, y no estoy acostumbrada.

P. ¿Por qué veredas se mueve para exponer?

R. Soy muy tímida y no suelo ir llamando a la gente. Pero me ha ocurrido una cosa curiosa, y es que han visto mi obra galeristas importantes y la han recomendado a distintas salas.

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