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NUEVA ETAPA EN JORDANIA

El decisivo control sobre un Ejército de 100.000 soldados

El rey Abdalá es el líder indiscutible del Ejército jordano, compuesto por más de 100.000 soldados. Sin embargo, no está tan claro que controle aún la red de los poderosísimos servicios de seguridad, Mukhabarat, que han sido dirigidos durante los últimos años por su tío Hassan, el ex regente. Junto con la milicia, el Mukhabarat es la columna vertebral del país: garantiza su unidad y afianza la monarquía. El nuevo monarca es, según la Constitución, el jefe del Ejército jordano, herencia de la famosa Legión Árabe formada por el general británico sir John Glubb en la década de los 20, y considerada por los expertos como una de las fuerzas armadas más profesionales y mejor entrenadas del mundo árabe, aunque cuenta con escaso armamento si se tiene en cuenta la capacidad de efectivos de otros Ejércitos vecinos, especialmente los de Israel y Siria.

El liderazgo del monarca sobre este Ejército es indiscutible y nadie lo pone en duda, no en vano Abdalá es desde hace más de cinco años general de división de las Tropas Especiales. La autoridad del monarca con respecto a estas tropas está asimismo garantizada gracias a la lealtad que hacia la corona han venido manteniendo siempre las comunidades beduinas y circasianas, de donde son originarios prácticamente la totalidad de los soldados y los mandos castrenses.

Dinero para armas

La Corona y el Gobierno destinaron en 1997 cerca de 450 millones de dólares -unos 65.000 millones de pesetas, el 5,9% del presupuesto nacional- para mantener las tropas. El 85% de este presupuesto fue destinado a pagar los salarios y el entrenamiento de los soldados. El armamento, financiado esencialmente con la ayuda de los países occidentales, ha sido suministrado en los últimos años por Estados Unidos, Francia y Reino Unido, a lo que hay que sumar las aportaciones en armamento efectuadas por la antigua Unión Soviética en los años 60. No parece, sin embargo, tan claro que el nuevo rey tenga ya bajo su batuta a los servicios de información y seguridad. La supervisión de los servicios secretos depende formalmente de palacio, que los administra y controla a través de un Consejo Consultivo, el Majlis Istishari, pero, en realidad, están estrechamente vinculados al ex regente, el príncipe Hassan, quien ha venido dirigiéndolos y trenzando desde su cúpula una red de estrechos vínculos con los responsables de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, la CIA, y con los del Mossad israelí. Es de suponer que el nuevo monarca asumirá ahora personalmente el control de estos servicios, reorganizánolos conforme a sus necesidades y criterios, según se asegura en círculos políticos de Ammán.

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