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La oposición paraguaya acusa a Cubas de empujar al país a la guerra civil

En medio de graves acusaciones entre el presidente de la República, Raúl Cubas, y la justicia y el Parlamento, Paraguay atraviesa de nuevo una crisis de los poderes del Estado, provocada una vez más por la poderosa figura en la sombra del general golpista Lino César Oviedo. El presidente Cubas ha acusado a la Corte Suprema de Justicia de "intentar derrocar al Gobierno constitucional". La oposición dice que es el presidente el que empuja al país a una guerra civil.

La oposición parlamentaria ha respondido a las acusaciones del presidente en palabras del senador Luis Alberto Manso: "Cubas está dispuesto a empujarnos a una guerra civil, con tal de no hacer cumplir el fallo de la Corte y enviar a su amigo a la cárcel". El último capítulo del conflicto que enfrenta al presidente con los otros poderes tuvo su origen en una resolución emitida el viernes pasado por la Corte Suprema, que ordenaba, en el plazo de 72 horas, la vuelta a la cárcel del general Oviedo (condenado a 10 años de cárcel por la intentona golpista de abril de 1996), y del coronel José Manuel Bóbeda (condenado a tres años por los mismos hechos).

El plazo dado por el presidente del más alto tribunal, Wildo Rienzi, expira hoy al mediodía, pero el presidente Cubas ya adelantó en un mensaje a la nación que haría caso omiso al requerimiento de la Justicia. No sólo eso. El presidente acusó a la Corte Suprema de "intromisión en las atribuciones privativas del Ejecutivo", afirmó que el general Oviedo y el coronel Bóbeda -ambos en situación de retiro-, se encuentran en libertad no por decisión presidencial sino por una sentencia del Tribunal de Justicia Militar (instancia inferior a la Corte Suprema), y advirtió que la máxima instancia de la Justicia paraguaya "pretende subvertir el orden constitucional establecido", y que la resolución de enviar a Oviedo de nuevo a la cárcel es de "cumplimiento imposible". "Este presidente no violó ni violará la Constitución y las leyes", dijo. "Que quede claro por tanto que no habrá golpes de Estado ni disolución del Congreso, como maliciosamente se viene pregonando".

Y acabó desafiando al Parlamento a que le someta a un juicio político: "Nuestra Constitución prevé los mecanismos para juzgar mi actuación. Los invito como ciudadano respetuoso de las leyes, que ejerzan los resortes constitucionales previstos. Estoy dispuesto a asumir los costos políticos de mi accionar".

Para el presidente del Congreso Nacional, Luis Angel González Macchi, el juicio político a Cubas se justifica plenamente por desacato a la Justicia. "Esto es ya una insubordinación clara a los mandatos de la Justicia. El desacato es público y oficial", sentenció. Los líderes de los distintos grupos parlamentarios trataban ayer de ponerse de acuerdo para elaborar una declaración de repudio a la actitud del presidente por negarse a cumplir la sentencia de la Corte Suprema.

Al margen de la ley

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El juicio político se perfila como el único camino para castigar a Cubas por haberse colocado al margen de la ley, ya que la otra vía -la dimisión a solicitud del Congreso- es impensable. Pese a que tiene enfrente a los poderes legislativo y judicial, el presidente paraguayo cuenta con un inestimable apoyo, las Fuerzas Armadas, cuyos mandos han reiterado en las últimas horas su inquebrantable lealtad a Cubas como comandante en jefe. Luis González Macchi ha dicho en público que teme una disolución del Congreso por parte del Ejército. "No temo lo que pueda hacer Cubas, sino lo que pueda hacer Oviedo".

Cubas es hoy presidente de Paraguay porque quien era candidato a la jefatura del Estado por el Partido Colorado, el general Lino César Oviedo, estaba en la cárcel y quedó inhabilitado por decisión de la Justicia y del Gobierno anterior. La campaña de Cubas se basó casi exclusivamente en prometer la liberación de Oviedo tan pronto alcanzara el poder. Venció en las elecciones de mayo, y cumplió su promesa.

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