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Las obras de la biblioteca regional Joaquín Leguina comienzan con un retraso de dos años

La antigua fábrica de cervezas El Águila se convertirá en un multicentro cultural

Vicente González Olaya

La Consejería de Educación y Cultura ya sabe cómo será el interior de la futura biblioteca regional, que recibirá el nombre de Joaquín Leguina. El estudio de arquitectura Mansilla y Tuñón ha terminado el proyecto de distribución de las dependencias que acogerán los nuevos archivos, biblioteca, musiteca y hemeroteca regionales. Las obras, que empezarán en marzo, con un retraso de dos años, cuentan con un presupuesto de 6.980 millones. Los trabajos estarán acabados en dos años y servirán para dar un fin a la abandonada fábrica de cervezas El Águila.

El proyecto, que resurge a sólo cuatro meses de las elecciones municipales y autonómicas, incluye la creación de un enorme archivo con capacidad para albergar los más de 70 kilómetros de documentos que la Comunidad ha generado desde su creación, en 1983. Las actuales dependencias de las calles de Amaniel y Talavera sufren, desde hace tiempo, graves problemas para acoger tanta documentación. Por ello, según el director general de Patrimonio, Javier Aguilar, se hace necesario abrir este nuevo centro documental "con capacidad para otros 100 kilómetros de documentos", una longitud semejante a tres veces la ronda de circunvalación M-30. También se crearán talleres de restauración, reprografía y encuadernación, destinados a la recuperación de documentos deteriorados. Estas áreas contarán con una superficie útil de 29.300 metros cuadrados, aproximadamente tres veces la extensión de un campo de fútbol.

Localizar progenitores

Aguilar considera que "los documentos que se custodiarán en el archivo regional tienen un gran interés para los ciudadanos, pues les permitirán tanto investigar sus orígenes como acreditar documentos: desde certificados por servicios prestados en organismos públicos hasta la localización de sus progenitores". La biblioteca del centro se localizará en el sector occidental de la manzana por las calles del General Lacy, Bustamante, Vara del Rey y Ramírez del Prado, con unos 12.000 metros cuadrados de extensión. En ella se guardará un ejemplar de cada libro que se edite en Madrid. Tendrá capacidad para unos 470.000 libros (aproximadamente los que se publicarán en los próximos 20 años), 200.000 folletos, guías y carteles y 170.000 discos y vídeos. Sólo la Biblioteca Nacional la superará en capacidad.

La biblioteca Joaquín Leguina dispondrá además de un espacio reservado para libros que se refieran a la Comunidad de Madrid, aunque no hayan sido editados dentro de sus límites territoriales. Los arquitectos han dejado hueco para 120.000 de estos títulos.

La biblioteca se completa con una gran sala de lectura general (150 puestos) y una zona exclusiva destinada para investigadores. La hemeroteca anexa podrá albergar además unos 8.000 ejemplares.

La Consejería de Educación y Cultura ha introducido a última hora una modificación en el proyecto de la biblioteca regional. El complejo cultural contará también con una musiteca para los amantes de la música. En ella se podrán escuchar todos los discos editados en la Comunidad de Madrid. El presupuesto de estas obras ronda los 100 millones de pesetas, puesto que incluye la construcción de casi medio centenar de cabinas insonorizadas. Los arquitectos que han desarrollado el proyecto han intentado aprovechar la mayor parte de los elementos de la vieja fábrica cervecera.

Silos de cebada

Por ejemplo, los libros de la gran biblioteca se almacenarán en los silos donde se guardaba la cebada con la que se elaboraba la cerveza. Se trata de cilindros de tres metros de diámetro que servirán para mantener en perfecto estado de revista los ejemplares que llenarán la vieja factoría de principios de siglo. La nueva biblioteca regional no es un proyecto del Gobierno regional de Alberto Ruiz-Gallardón, sino de su predecesor en el cargo, Joaquín Leguina. Sin embargo, el PSOE nunca llevó a cabo la obra, que permaneció durante años en el congelador de los grandes proyectos. Hace ahora dos años, tras varios anuncios fallidos, Alberto Ruiz-Gallardón rescató la idea y declaró que se ponía manos a la obra para dar buen fin a este proyecto, que, sin embargo, ha tenido que esperar otros dos años hasta echar andar. A principios del pasado mes de enero, el presidente regional explicó que su deseo es que el centro lleve el nombre de Joaquín Leguina, pero el PSOE no ve esta denominación con buenos ojos. Y da como razón que el proyecto no se ajusta al que diseñaron los socialistas: un hipermercado cultural, que incluía además centros de arte, una escuela de diseño, salas de teatro o de danza, muy lejos de la idea ahora promovida por el PP.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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