Mujeres

DE PASADAEn el último espectáculo de Philippe Genty, una mujer se rebana un pecho (de mentirijillas, claro) y le ofrece los trocitos, que son como tostadas, a un pez. A unas señoras despistadas que habían acudido a la función del teatro Lope de Vega les pareció horrendo. Claro que cuando Dédale sale a escena con unos orejones alados, lo recibieron a voces: "Mira, si parece Carlos de Inglaterra". A veces las orejas, las bocas y los jueces están fuera de contexto. En Sevilla, un señor serio con carrera judicial y que nunca habrá visto una plancha se ha dado de repente con el palo de una fregona en la boca. Al pobre le llueven las críticas, y todo por sincero. Total sólo ha dicho que el trabajo doméstico no es una labor de responsabilidad (como dictar sentencias) y que no requiere esfuerzos. Con la de adelantos que hay hoy, qué va a requerir. Un botón y se enciende el microondas. Otro y la fregona canturrea. El de acullá y la ropa planchada. Lo cierto es que las mujeres se están volviendo muy exigentes. Quieren que se les reconozcan el trabajo doméstico y, en otros casos, mantener el empleo a pesar de su maternidad. Otro señor con carrera judicial, que se llama Manuel Mazuelos, y trabaja en Algeciras (Cádiz), ha decidido anular el despido de una peluquera embarazada y reintroducirla en su contexto laboral. Dicho de otro modo, ha privado a la empleada de un relajante quehacer doméstico libre de la responsabilidad de acicalar cabezas ajenas. Muy exigentes, las mujeres. Quieren que se les reconozca el trabajo doméstico, mantener el empleo en caso de maternidad y, además, que no las insulten. En Almería, la Audiencia Provincial ha condenado a un hombre por llamar a Halima H. "mora asquerosa". En realidad, han confirmado el fallo del Juzgado de Instrucción número 7. El hombre de marras, probablemente atónito porque le obliguen a pagar 45.000 pesetas de multa, recurrió la sentencia. Otra pobre alma descontextualizada. Y no para ahí la voracidad femenina. Después del trabajo doméstico, la maternidad sin discriminación y el debido respeto, están atentando contra las más sagradas costumbres y pretenden ser tan nazarenas como el que más. De seguir así, Lidia Falcón acabará de verdad en el Parlamento Europeo con su candidatura feminista sin pasar por el centro, que es el contexto. TEREIXA CONSTENLA
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