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El director Tom Shadyac señala que histerismo y humanidad son las dos virtudes de Robin Williams

Elsa Fernández-Santos

Patch Adams, último producto de Hollywood para el lucimiento del actor Robin Williams, narra la historia real del doctor Hunter Doherty Adams, un médico-payaso convencido de la capacidad terapéutica de la risa. Tom Shadyac, director de Ace Ventura, El profesor chiflado o Mentiroso compulsivo, eligió a Williams para el papel porque lo considera "perfecto" para un personaje que necesita de los "dos grandes talentos" del actor: "su histerismo y su humanismo". Patch Adams, que se estrena en España el próximo 26 de febrero, ha recibido el aplauso de la taquilla y el hachazo de la crítica norteamericana, que ha calificado el filme de tramposo, manipulador y gratuito.

Shadyac señaló ayer en Madrid que se implicó en este filme porque conoce de cerca el dolor de la enfermedad, la frialdad de los grandes hospitales donde el paciente sólo es un número. "Mi madre enfermó cuando yo tenía 15 años, y desde entonces vivió en una silla de ruedas, y mi padre trabaja en un hospital gratuito para niños con cáncer. Por eso la historia de Patch me llegó al corazón, y también porque yo, como cómico, creo sinceramente en el humor y la risa como terapia".

Shadyac ha trabajado con tres de los actores de comedia más cotizados de su país: Jim Carrey, Eddy Murphy y ahora Robin Williams. "Es un reto dirigirles porque son personalidades muy fuertes, que aportan un montón de energía y de ideas, pero a la vez ingobernables. Hay que tener valor para acercarse a ellos y obligarles a rebajar sus registros como actores". Shadyac considera que no sólo él le debe mucho a Jim Carrey (el actor logró su primer gran éxito bajo las órdenes de Shadyac en Ace Ventura), sino que la estrella de La máscara también le debe mucho a él. Para el director, Carrey necesitaba una película como El show de Truman (que podría suponerle un lugar entre los cuatro actores candidatos al Oscar de Hollywood) para demostrar que es un gran intérprete. "Es una película en la que lo importante no es él, sino la película, y eso es bueno para actores tan desmesurados e incontrolables como él".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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