SANTIAGO DE PABLOS HISTORIADOR "Ni siquiera el idioma marca diferencias en el cine vasco"
Santiago de Pablos, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco, es el editor del octavo volumen de la colección Besaide, Los cineastas. Historia del cine en Euskal Herria, 1896-1998, publicado por la Fundación Sancho el Sabio. Profusamente ilustrado, con numerosas imágenes inéditas, este volumen de autoría colectiva supone un vuelco en los estudios históricos sobre el séptimo arte en el País Vasco. Pregunta. ¿Qué ofrece este nuevo estudio sobre el cine vasco? Respuesta. El volumen va en la línea de la colección Besaide que trata de esclarecer realidades concretas de la historia de Euskal Herria. Presentamos un estado de la cuestión muy bueno del conocimiento que tenemos del cine en el País Vasco con la colaboración los mejores especialistas en este ámbito, gentes como Jon Letamendi, de la Universidad de Lyon, que ha revolucionado los estudios históricos sobre los orígenes del cine, o Santos Zunzunegui, de la Universidad del País Vasco. El libro se estructura de forma cronológica, del cine mudo a los años 90, pasando por el cambio al sonoro, la Guerra Civil, el franquismo, la transición y los años 80. También se analiza el tan debatido tema de qué es el cine vasco, la filmoteca vasca, los cineclubs, los festivales. Esto es, un estudio completo. Además, el libro aporta datos completamente inéditos en apartados tan importantes como los orígenes del cine o la producción en la Guerra Civil. P. ¿Queda todavía algo por descubrir en un periodo histórico tan pequeño y tan conocido, al menos teóricamente? R. Por ejemplo, en la parte correspondiente a la Guerra Civil, se citan por primera vez dos películas de las que ni siquiera se sabía de su existencia, promovidas por el Gobierno vasco en el exilio en París, una de ellas titulada Eusko deia. También se descubre quién es el autor de las únicas imágenes de las ruinas de Gernika después del bombardeo realizadas desde el bando republicano. Hasta ahora en todos los libros, como el Catálogo General del Cine en la Guerra Civil, de la Filmoteca Española, o el Diccionario de Cine Español, de José Luis Borau atribuyen estas imágenes de Gernika a un cineasta aragonés muy bueno, José María Beltrán. Pero el autor de la filmación, como se recoge en el libro, es un aficionado vizcaíno, Agustín Ugartetxea. P. Esa filmación tuvo sus problemas. R. Así es. También se incluyen dos fotogramas inéditos de la película, que se perdió en parte por intrigas de la casa Agfa que, como se sabe, es de origen alemán, y a la que, por lo tanto, no le interesaba que hubiera fotos de Gernika. El Gobierno vasco, incluso, llegó a establecer un proceso judicial contra esta firma que retiró fotogramas fundamentales para saber quién había sido el autor del bombardeo de Gernika, que Franco siempre achacó al Gobierno de la República. P. Uno de los capítulos, firmado por Santos Zunzunegui, discurre alrededor del concepto de cine vasco. ¿Se podría dar una definición de cine vasco? R. Hablar de una definición cerrada del cine vasco no tiene ningún sentido. No existe como un cine distinto, aunque si hay que reconocer que en los años ochenta hubo una eclosión con la idea de hacer algo diferente. Yo prefiero hablar de cine en el País Vasco o hecho por vascos. Y buena prueba de que no existe ese cine vasco es que tenemos a numerosos cineastas trabajando en Madrid y hasta en Estados Unidos, como ha sido el caso de Álex de la Iglesia con Perdita Durango. Lógicamente puede haber temas que atraigan más a estos creadores, de la misma manera que un fotógrafo extremeño tendrá una concepción diferente de la luz. P. En cuanto a la historia del cine en Euskadi, ¿hay alguna peculiaridad dominante? R. El cine es un fenómeno bastante universal. Toda la evolución que se observa en el cine de aquí es paralela a la que se puede observar en otro lugar. Ni siquiera, una característica propia como el idioma marca una diferencia reseñable. P. ¿Cuándo se toma conciencia de que el cine es un vehículo para difundir la lengua? R. La primera película con sonido en euskera es un título francés de 1930, Au Pays des Basques, pero también hay que señalar que es un filme de carácter más etnográfico. Aunque, ciertamente, es muy difícil promover un cine en euskera, porque el cine es una industria y funciona como tal.
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