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El Museo de Navarra presenta la evolución artística de Pablo Gargallo

Esculturas, cartones y dibujos del artista aragonés Pablo Gargallo (Zaragoza, 1881; Reus, 1934) se exponen desde ayer en el Museo de Navarra y constatan la compleja y permanente evolución investigadora del artista sobre el espacio y la creación. La muestra está formada por 50 obras, en su mayor parte esculturas, que abarcan todos los periodos de la producción de Gargallo y reflejan sus principales preocupaciones y técnicas. Las obras proceden de colecciones públicas y privadas de España, Francia y Suiza.

El consejero navarro de Educación y Cultura, Javier Marcotegui, agradeció especialmente la colaboración de Pierrette Gargallo-Anguera, hija del autor, en la organización de la muestra, así como la de los responsables del museo zaragozano que lleva el nombre del artista y que ha cedido algunas piezas emblemáticas para su exhibición en Pamplona. La muestra estará abierta hasta el 14 de marzo próximo. Rafael Ordóñez, comisario de la exposición, principal impulsor del museo aragonés dedicado al escultor y uno de los máximos expertos en su obra, manifestó ayer que la muestra permitirá constatar cómo, partiendo de una tendencia clasicista depurada, Gargallo desarrolló paulatinamente un lenguaje investigador que le convirtió "en el mayor innovador escultórico de España en el primer tercio del siglo XX". Sus trabajos en chapa metálica de latón, hierro y cobre, fundamentalmente con cabezas y máscaras convexas de volúmenes convencionales, fueron derivando hacia una progresiva desaparición de la materia. El papel de la luz En la exposición se aprecia el cambio hacia espacios cóncavos que conducen al vacío, a la "transparencia escultórica", en palabras de Rafael Ordóñez, derivando en un final artístico complejo en el que Gargallo reemplazo los volúmenes por el hueco y dio a la luz un papel especial en la composición de sus obras. El Urano en bronce (1933) expuesto en la entrada del Museo de Navarra es, según indicó el comisario, la conjunción perfecta de más de 30 años de evolución artística de un escultor que encontró en París muchas de sus fuentes de inspiración. "Acabó siendo el más vanguardista, pero nunca fue ése su objetivo", aseguró Rafael Ordóñez, quien destacó la individualidad absoluta en la que se desenvolvió el creador aragonés. Gargallo desarrolló su primera etapa, conocida entre sus estudiosos como la "época del cobre" , entre 1911 y 1921. Hacia 1924 comienza la "segunda época del cobre". Su tercer periodo, a partir de 1929, es la "época del hierro". La exposición incluye otras piezas en piedra, mármol y arcilla, en las que sigue un estilo más naturalista, así como dibujos que recogen apuntes del natural, carbones, tintas y cartones de gran interés didáctico y documental. En las obras expuestas en el Museo de Navarra se reflejan las enseñanzas de la soldadura autógena aprendidas del escultor Julio González y la perfección que Gargallo alcanzó en la técnica del metal.

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