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EL PROCESO DE PAZ

Aznar propone un acercamiento al PSOE frente al reto nacionalista del Acuerdo de Lizarra

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar propuso ayer un acercamiento al PSOE para que populares y socialistas afronten juntos el desafío del nacionalismo vasco, materializado en el Pacto de Lizarra y la anunciada constitución de una Asamblea de Municipios Vascos. Aznar defendió mejorar la interlocución con los socialistas y no descartó pactos poselectorales en Euskadi, aunque le parece prematuro referirse ahora a ellos. "Debemos hablar de estas cosas. ¿Por qué no va a ser posible?". Aun así, el presidente acusó a José Borrell de entorpecer el proceso de paz por "poner en duda las verdaderas intenciones del Gobierno".

Aznar mantuvo ayer por la mañana, en La Moncloa, un encuentro con los periodistas para hablar del congreso nacional del PP, que se inicia mañana, pero se extendió ampliamente sobre el nuevo desafío que el nacionalismo vasco ha lanzado al anunciar la constitución de una Asamblea de Municipios en Euskadi. "Es un invento de hace 70 años y no es un invento feliz. Forma parte de la música y letra del Pacto de Estella", se lamentó. "Una de las equivocaciones más profundas del Pacto de Estella -el acuerdo de los partidos nacionalistas, del 12 de septiembre, que propugna la soberanía vasca- es su carácter excluyente", añadió. El presidente interpreta que la tregua indefinida de ETA ha terminado con la "ambigüedad calculada del PNV" de estos 20 años y ha arrastrado un "alineamiento de los nacionalistas vascos" que a él, personalmente, no ha sorprendido. Cree, no obstante, que lo que hay que hacer es "ayudar al PNV a bajar del monte al que se ha ido" y "no de cerrarle puertas". "En todo caso, no seré yo quien la cierre. El Gobierno será comprensivo en el tiempo de adaptación (de los nacionalistas), generoso en actitudes y firme en sus planteamientos". Un día antes, el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, había planteado la posibilidad de romper el pacto de legislatura con el partido de Xabier Arzalluz.Aznar puso el acento en que la posición de su Gobierno será la defensa de los principios de la Constitución y el Estatuto de Gernika y su oposición con firmeza a fórmulas, como la Asamblea de Municipios, que buscan "obtener ventajas políticas del proceso de paz". "Este Gobierno quiere la paz, pero sin contrapartidas políticas". Es ahí, en la defensa de los principios constitucionales y autonómicos frente al Pacto de Lizarra, donde cree que el Gobierno y el PP deben encontrarse con el PSOE.

Oponer frentes a frentes

Aznar defendió, en esta línea,una mejoría de la interlocución con el PSOE, que "en el proceso de paz funciona con fluidez", según matizó, y estuvo calculadamente ambiguo cuando se le preguntó por la posibilidad de que el acercamiento llegue a pactos postelectorales con los socialistas en Euskadi, tras los comicios municipales de junio, ante el reto de los partidos del Pacto de Lizarra (PNV, EA, EH e IU). "Debemos hablar de estas cosas [con el PSOE]. ¿Por qué no va a ser posible? Pero no digan que va a haber pactos", dijo a los periodistas. Aznar rehúye oponer "frentes a otros frentes".El discurso de Aznar ratifica el que protagonizó la víspera en Galicia el ministro del Interior y presidente de honor del PP vasco, Jaime Mayor, que defendió avanzar hacia un "pacto con el PSOE" para defender un "proyecto atractivo de España" como "antídoto al frente nacionalista". Mayor eludió definirse, al igual que ayer Aznar, sobre pactos postelectorales entre el PP y PSOE en Euskadi, que podrían arrebatar a los partidos de Lizarra la Diputación de Álava y la alcaldía de su capital, Vitoria, entre otras instituciones. "No se trata de decir, sino de hacer". Aun así, el presidente del Ejecutivo acusó al candidato socialista, José Borrell, al que no citó, de obstaculizar el proceso de paz con sus ataques personales. Según Borrell, a Aznar le ha "desbordado" el proceso de paz por el desafío nacionalista y "mira a otro lado" respecto al PNV, aliado del Gobierno del PP en el Congreso de los Diputados. "Contra la paz se puede disparar desde distintos ámbitos con planteamientos que pueden poner en duda las verdaderas intenciones del Gobierno", replicó Aznar a Borrell. (Poco después, La Moncloa ofrecía fecha al candidato socialista -el 9 de febrero- para el encuentro que Borrell le había solicitado el 11 de enero para analizar con urgencia la situación de Euskadi).

Para Aznar, el nacionalismo, en general, "tiene un problema de definición y orientación políticas. Las cosas no son ahora igual que hace veinte años". Dicho esto, enumeró el cúmulo de competencias de las que dispone la Generalitat de Cataluña. "El discurso no puede ser el mismo cuando se recibe el 30% del IRPF y se pueden subir o bajar impuestos. Antes de entrar en un debate se debería analizar lo que se ha hecho con ese 30% y con la corresponsabilidad fiscal".

Aznar no sucumbió a la tentación de comparar el nacionalismo catalán, de CiU, con el vasco, del PNV, que "se ha echado al monte". De Jordi Pujol dijo que sus propuestas, como la referida a la financiación autonómica, "son legítimas desde el punto de vista del debate político. Otra cosa es que sean oportunas, y ahora no toca".

Anasagasti: "No hay pacto que romper"

El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Iñaki Anasagasti, manifestó ayer que no es posible que el Gobierno rompa el pacto parlamentario con su partido porque "en estos momentos no existe ningún pacto parlamentario". "Que nos digan qué compromisos tenemos. Estamos en el día a día, y si estamos de acuerdo con un proyecto, lo apoyamos y si no lo estamos, no lo apoyamos", dijo.El portavoz del PNV se había entrevistado el martes con el vicepresidente primero del Ejecutivo, Francisco Álvarez Cascos, al que entregó un ejemplar del acuerdo que el PNV adoptó el sábado sobre la creación de una Asamblea de Municipios Vascos.

Anasagasti expresó su malestar por las declaraciones del ministro portavoz del Gobierno, Josep Piqué, quien cuestionó que el pacto parlamentario con el PNV pueda mantenerse a largo plazo si los nacionalistas mantienen desafíos como el de esa Asamblea de Municipios Vascos. "Piqué está obligado a estar todos los días comentando cosas" y a veces "no tiene mucha materia de la que hablar", dijo. Según Anasagasti, el PNV tiene una grandísima lupa puesta encima: "Cualquier cosa que hagamos u omitamos la van a desmesurar porque hay gente interesada en que este proceso descarrile".

En contraste con las palabras de Anasagasti, Álvarez Cascos señaló que el pacto parlamentario con el PNV negado por el portavoz peneuvista "goza de buena salud" porque "los acuerdos se han cumplido". El vicepresidente prevé un grado de colaboración para 1999 "francamente bueno" y, aunque admitió "algunas discrepancias", manifestó que va a intentar "por todos los medios" que no se rompa ninguna relación con el partido de Xabier Arzalluz.

"Es verdad que con el PNV, uno de los puntos del acuerdo, que es el desarrollo estatutario, no marcha con la rapidez debida porque tenemos interpretaciones distintas", señaló Cascos. "Mi obligación es que, en lugar de que los asuntos de conflicto nos separen, consiga que los asuntos de acuerdo nos acerquen. Jamás se me ha ocurrido convencer a los partidos nacionalistas de que dejen de serlo".

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