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EL PROCESO DE PAZ

El Gobierno considera que la política del PNV en Euskadi cuestiona el pacto de legislatura

Luis R. Aizpeolea

El Gobierno advirtió ayer al PNV, por vez primera, de la posibilidad de romper el pacto parlamentario que mantienen desde el inicio de la legislatura. El ministro portavoz, Josep Piqué, dio este primer aviso al hilo del compromiso anunciado por el PNV de constituir una Asamblea de Municipios Vascos. "Podemos valorar si la dinámica generada en el País Vasco hace incompatible o hace cuestionar el mantenimiento de ese apoyo. Puede considerarse", dijo Piqué en TVE, aunque también matizó que "hoy por hoy" no se plantea. El vicepresidente primero, Francisco Álvarez Cascos, almorzó ayer con los diputados del PNV Iñaki Anasagasti y Joxe Joan González de Txabarri para coordinar el trabajo parlamentario.

La declaración del ministro portavoz abre la puerta, por vez primera, a una ruptura del Gobierno con el PNV, si bien no se materializaría antes de las elecciones municipales de junio. No fue ésta la única alusión que Piqué hizo a una posible ruptura del pacto parlamentario con el partido que lidera Xabier Arzalluz, una alianza considerada hasta ayer incuestionable por el Gobierno de José María Aznar, por encima de todas las vicisitudes de la legislatura. También se refirió a ello cuando respondió que "el Gobierno tiene claridad de ideas respecto a los límites de esta situación" a la pregunta sobre qué opinaba del reproche del candidato socialista a la Presidencia, José Borrell, al presidente del Gobierno, José María Aznar, de "mirar a otro lado" en sus relaciones con el Partido Nacionalista Vasco. Este primer aviso de Piqué, enviado al PNV como respuesta a la anunciada Asamblea de Municipios Vascos, coincidía con la celebración de un encuentro entre el vicepresidente primero del Gobierno, Francisco Álvarez Cascos, y los diputados peneuvistas Iñaki Anasagasti y Joxe Joan González de Txabarri para coordinar la actuación parlamentaria. Tras esta reunión, en el PNV no se concedía especial importancia al aviso de Piqué y se apostaba por que el Ejecutivo central no romperá la alianza, pese a las tensiones suscitadas por la actitud política del PNV en Euskadi.Sin embargo, fuentes gubernamentales sí admitían ayer, por vez primera, la posibilidad de ruptura del pacto parlamentario si el proceso de radicalización del nacionalismo democrático sigue acentuándose en el País Vasco. El límite a esa ruptura, en tal caso, estaría en que no afectara al proceso de paz. Las mismas fuentes creen que la ruptura, caso de producirse, no llegaría antes de las elecciones municipales y autonómicas del 13 de junio.

Tras estos comicios, la legislatura ya puede darse por terminada, y al Gobierno incluso le beneficiaría electoralmente un gesto de firmeza con el PNV, de mantener este partido su línea de compromiso con el Pacto de Lizarra. Precisamente, tras las elecciones municipales se materializará la Asamblea de Municipios Vascos.

En ese contexto se pueden situar las veladas advertencias del ministro portavoz. Unas declaraciones que el nuevo titular de Administraciones Públicas, Ángel Acebes, se apresuró a matizar al insistir, como ya había adelantado el propio Piqué, que la hipótesis de ruptura no se plantea en este momento.

En los cálculos del Gobierno el PNV no es esencial a la hora de sostener parlamentariamente al Ejecutivo del PP. Le bastan los votos de CiU y Coalición Canaria (CC) para poder tramitar los Presupuestos Generales del Estado del año 2000. El valor de los cinco votos que aporta el PNV tiene un carácter más cualitativo que cuantitativo, como han solido reconocer los dirigentes del PP.

Paralelamente, en el terreno institucional, el de las relaciones del Gobierno central con el Ejecutivo vasco, los límites ya están situados y el Ejecutivo de Aznar da por cumplidos sus compromisos en esta legislatura. Así se constató ayer mismo en el encuentro que mantuvieron en Madrid el nuevo ministro de Trabajo, Manuel Pimentel, y el consejero vasco de Justicia, Economía y Trabajo, Sabin Intxaurraga, en el que Pimentel confirmó que el traspaso a Euskadi de su reclamación más emblemática, la cuota de formación del Inem, tendrá que esperar, al menos, a la próxima legislatura. Desde el Gabinete del lehendakari Juan José Ibarretxe se interpreta esta decisión como un final de legislatura.

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