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Philippe Genty estrena "Dédale" en el Mercat de les Flors

Philippe Genty es uno de los grandes creadores de imágenes del teatro contemporáneo. Su teatro mezcla al mismo tiempo la danza, los objetos, las marionetas, los paisajes imposibles, las atmósferas sonoras y las sombras interiores. Bien conocido por el público barcelonés, regresa ahora al Mercat de les Flors (desde esta noche y hasta el próximo domingo) con Dédale, última parte de la trilogía que se inició con Voyageur immobile, espectáculo que Genty presentó en Barcelona en 1996. Respecto a la segunda parte de la trilogía, Passegers clandestins, producción realizada en Australia con actores locales y que, en Europa, sólo pudo verse en París, Philippe Genty afirma tener la intención de remontarla en Francia a lo largo de este año para satisfacer las demandas. "Lo que me interesó a la hora de poner en escena Dédale", explica Philippe Genty, "fue la posibilidad de crear un personaje contemporáneo cuyo yo explota, tras un trauma, en varias personalidades. Lo que el público va a ver es el viaje de esas personalidades diversas a través de diferentes espacios interiores. Es un viaje iniciático del protagonista. Pero hay otro tema que me interesa y es el de las puertas, que construyen una especie de laberinto. Dédalo fue el arquitecto genial que construyó el laberinto del Minotauro. Cuando lo hubo terminado, sin embargo, se halló él mismo encerrado en su propio laberinto. Al protagonista le pasa lo mismo. Cada espacio que transita le sirve para proponerse una serie de preguntas que al final le permitirán resolver su propio conflicto". Surrealismo El teatro de Genty, cargado de una fuerte simbología onírica, muestra un imaginario próximo al surrealismo. "Es verdad", afirma Genty, "y lo que en concreto me interesa del surrealismo es su facultad de mezclar diferentes sentidos en una misma imagen. Son sentidos a veces irreconciliables, extremos. Del surrealismo me interesa la sucesión de abismos que es capaz de crear. Mis espectáculos también se dirigen al subconsciente del espectador. Lo que procuro es crear una serie de situaciones que se encadenen como un sueño". ¿Cabe situar la obra de Genty en el contexto de las vanguardias? "Yo no sé", contesta Genty, "dónde debo situarme. Sé que no estamos en lo que podríamos llamar gran corriente del teatro. Yo creo que hay fundamentalmente dos corrientes. La principal se emparenta con Stanislavsky y con el teatro de texto. Luego hay otra, casi un riachuelo, que se emparenta con las investigaciones de Gordon Craig, es decir, un teatro donde los signos son el espacio, la luz, el sonido, la música. Todo tiene la misma importancia. Están, por ejemplo, Bob Wilson y Tadeusz Kantor. Sus espectáculos trabajan sobre la idea de una imagen global". Genty inició su trayectoria profesional en el teatro de marionetas. Desde 1975 evolucionó hacia una concepción donde participan diversas artes, con un fuerte sentido plástico. "Me interesa utilizar diversos tipos de expresiones escénicas; y el objetivo es expresar lo que las palabras no pueden decir".

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