Investigadores de universidades europeas ven en la Formación Profesional una alternativa al desempleo

La reforma y la modernización de la Formación Profesional es una de las prioridades de los socios de la Unión Europea, conscientes de las "altas tasas de desempleo", en medio de "una Europa que aún no sabemos si va a poder ser muy competitiva" y en pleno debate sobre "la ampliación a los países del Este". En este contexto -planteado ayer en Valencia por Michael Young, de la Universidad de Londres, y uno de los responsables ingleses del Programa Post-16 Education Strategies- los socios comunitarios tienden cada vez más a "homologar el sistema educativo", pero también, cada país, se plantea modelos distintos en función de su estructura económica y de su tradición histórica. Según los datos aportados ayer en la reunión organizada por el Departamento de Didáctica de la Universidad de Valencia, la Formación Profesional vive un profundo debate entre seguir la estrategia de unificación de la formación académica Secundaria y la vocacional, que se aplica en Alemania o en Escocia, o caminar hacia un modelo de acercamiento, pero que mantiene la tradicional estructura dual, de formación teórica encauzada hacia una formación superior universitaria y otra, de talante más práctico, que desde los 16 años encamina a los jóvenes hacia una formación estrictamente práctica. Los escoceses, según Young, "han optado por eliminar las barreras y obstáculos, para que los estudiantes de 16 años puedan elegir el curso que quieran y no tengan que superar barreras académicas". Alemania, partidaria de este modelo, sostiene que el sistema dual francés y también más parecido al español, resuelve un problema de "estatus". Es decir, "todo el mundo puede acceder a la Universidad", pero, en la práctica no resuelve el problema de inserción laboral y posibilidades de un trabajo bien remunerado, que permita un nivel alto de calidad de vida, sostiene Gerald Heidegger, de la Universidad de Flensburg, Alemania. El debate, lejos de aportar conclusiones (aún está en la fase de recogida de datos y de análisis), plantea retos como la necesidad de que el sistema de formación profesional sirva para "incorporar a ese 10 o 20% de los excluidos del sistema que existen en cada país, que están en las calles, sin cualificación ni posibilidad de acceder a un puesto de trabajo", reflexionó Young. En cualquier caso, en lo que sí hubo consenso entre los ponentes es que "no se puede reformar el sistema de Formación Profesional, sin antes reformar la formación del profesorado".