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Reportaje:

Un hongo versátil y cosmopolita

En las últimas semanas se ha hablado repetidamente del hongo aspergillus como presunto causante de la muerte de varios pacientes que habían sido intervenidos en el hospital Meixoeiro de Vigo, pero sin indicar su identidad precisa ni su actividad. Se ha proyectado la imagen de un ser que, agazapado en una obra en construcción, llegaba subrepticiamente al quirófano del hospital a través de puertas laterales. Pero toda incriminación debe contar con sólidas bases científicas, y esto es algo que requiere múltiples investigaciones: aislamiento del hongo, identificación idónea del organismo hallado (hasta especie, no sólo hasta género), resultados de los exámenes histológicos, recuperación del agente patógeno a partir de los tejidos afectados, etcétera. Aspergillus es una categoría taxonómica, un género de hongos microscópicos que debe su nombre a un micólogo italiano del siglo XVIII. Se llamaba Pier Antonio Micheli y era sacerdote. Un día, al observar el moho verde que cubría las hojas de un libro, vio unas estructuras que le recordaban a las de un implemento que él empleaba para esparcir, aspergere, el agua bendita. Le dio el nombre de aspergillus y describió la especie en unas pocas palabras en latín: "Aspergillus capitatus, capitulo glauco". Era la forma asexual de un hongo, capaz de reproducirse también mediante proceso sexual. Los frutos de esta forma sexual, de color y formas diferentes a las del estado asexual, fueron descubiertos por Link, en 1809, pero fue el micólogo alemán Anton De Bary quien demostró la conexión genética entre ambas formas.Con el tiempo se fueron describiendo más y más especies de aspergillus, a veces acompañadas de su forma sexual, a veces no. A la par fue aumentando el interés por este género, cuyas características morfológicas son fáciles de reconocer. Hoy el género aspergillus comprende numerosas especies, algunas de ellas sumamente vistosas por los colores de sus colonias: verdes, blancas, negras, ocres, a veces variegadas, a veces con gotitas de exudado que se acumulan sobre su superficie semejando cristales.

Muchos aspergillus son cosmopolitas, colonizan los más variados sustratos y se dispersan mediante diminutas esporas (de 2,3 micrómetros de diámetro) que pululan en el aire, caen en un lugar cualquiera, germinan y compiten con ventaja con otros hongos más exigentes en cuanto a humedad. Son por ello pobladores preferenciales de silos y depósitos de granos, y se los encuentra en suelos, bulbos, productos alimenticios con bajos índices de agua libre (mermeladas, cortezas de jamones, embutidos, frutos secos, etcétera).

Micotoxinas

El interés que reclaman estos hongos radica en dos supuestos. Uno, su capacidad de producir micotoxinas, compuestos que derivan del metabolismo del hongo y que se difunden por los sustratos sobre los que éste crece. Tales sustratos, al ser ingeridos, provocan micotoxicosis, estados mórbidos con secuelas de gran impacto social y económico. El otro supuesto es su capacidad de generar aspergilomas, tumores de curso patológico diverso.Las micotoxinas despertaron la atención de los científicos después de la II Guerra Mundial, cuando desde Europa se importó del Brasil un contingente de cacahuetes destinados a enriquecer el contenido proteico de los piensos para las aves de corral. Los animales alimentados con esos piensos morían de una manera espectacular, pero nadie sabía la causa. Sólo después de laboriosos estudios se descubrió que los cacahuetes estaban contaminados con un hongo, Aspergillus flavus, capaz de sintetizar unos compuestos llamados aflatoxinas, cuya toxicidad puede desencadenar episodios cancerígenos. Es una de las especies más estudiadas debido a su morbilidad. Pero la cepa fúngica inculpada debe tener el patrimonio genético que le haga factible la síntesis de una micotoxina determinada, y, además, debe contar con las condiciones ecológicas propicias para esta síntesis. De modo que hay cepas que no son tóxicas y son usadas por el hombre para transformar o mejorar ciertos productos alimenticios. En el Lejano Oriente, A. flavus se usa en la fermentación de algunas materias primas, arroz por ejemplo, que con ello obtiene cualidades organolépticas diferentes y deviene un producto ligeramente alcohólico, muy popular en países asiáticos. A. niger es un hongo que vemos muchas veces entre escamas de bulbos de cebolla, cartones húmedos, a veces también oscureciendo paredes de locales mal ventilados y sobre muchos otros sustratos. Es capaz de desintegrar el petróleo, cuyo carbono orgánico emplea para su nutrición. El hombre ha seleccionado cepas muy valiosas de A. niger, que emplea con éxito a gran escala para la obtención de ácido nítrico destinado a la industria de productos alimenticios en conserva.

Al A. ochraceus, en tanto que productor de ocratoxinas, se le han dedicado múltiples estudios encaminados a determinar la etiología de la llamada "nefritis endémica balcánica", enfermedad que causa atrofias renales de gran repercusión entre ciertos colectivos que viven a orillas del Danubio y que ha sido asociada a este hongo.

A. fumigatus ha sido aislado con frecuencia en la atmósfera de Barcelona y otras ciudades, salas de concierto, estaciones de autobús, y en el pan empaquetado ligeramente humedecido. Es capaz de crecer bien a temperaturas relativamente elevadas, por lo cual se encuentra en nidos y esófagos de muchos pájaros. Proveniente del heno sobre el cual yacen caballos y vacunos, se instala en los órganos reproductores de éstos y provoca abortos y otras disfunciones.

A. fumigatus es una especie muy temida en laboratorios farmacéuticos que trabajan con ciertas sustancias a las que, por su naturaleza, no se puede someter a procesos drásticos de esterilización, por lo cual siempre existe el peligro de que algunas esporas de este hongo conserven su viabilidad y luego se desarrollen en los productos ya elaborados. Debido a su termotolerancia, A. fumigatus es frecuente en ambientes cerrados y templados de los hospitales.

Maquinaria genética

En resumen, hay especies de aspergillus con cepas de gran valor biotecnológico; hay también especies con cepas responsables de distintas micotoxicosis, pero para que una cepa sea capaz de producir una determinada micotoxicosis debe tener la maquinaria genética indispensable para sintetizar la correspondiente micotoxina. Y luego, hay especies de aspergillus capaces de colonizar distintos órganos internos y tejidos humanos y de producir aspergilomas, pero estos tejidos y estos órganos son susceptibles a tales patologías si se hallan debilitados por estados tales como inmunodeficiencia, diabetes, descompensaciones cardiovasculares y respiratorias, tratamientos prolongados con antibióticos y corticosteroides, y otras condiciones anormales. En casos patológicos como los del hospital de Vigo, es indispensable demostrar con datos científicos qué ha ocurrido.

Maria Muntañola es profesora de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona.

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