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El fiscal pide la inhabilitación de tres empresarios por una fuga tóxica

Tres directivos de la empresa Algry, causante de la nube tóxica que invadió el 13 de enero de 1997 parte de la avenida de Burgos (Chamartín) y obligó a evacuar a 107 vecinos de la zona, tendrán que sentarse en el banquillo de los acusados por este hecho.La Fiscalía de Madrid solicita para los empresarios una multa global de 45 millones de pesetas y seis meses de inhabilitación, y que indemnicen con casi cuatro millones a tres de las 21 personas que fueron atendidas aquella noche en el hospital La Paz; tres de ellas, en estado grave debido a que los gases que inhalaron complicaron las enfermedades que ya padecían con anterioridad a la fuga tóxica.

Un descuido de dos operarios saturados de trabajo, "las obsoletas instalaciones" de la industria Algry y "el corroído estado" de la torre en la que se lavaban los gases fueron las causas de la nube tóxica. Así lo refleja la Fiscalía de Madrid en el escrito de acusación que dirige contra tres directivos de esta industria. Carlos Alonso Jentoff, director general de Alter Farmacia (empresa matriz de Algry); Eloy Herrán Piñón, director de división de Algry, y José Bachiller Lampero, responsable de mantenimiento de esta industria.

Acumulación de tareas

El fiscal acusa a los directivos de abandonar el cuidado de la fábrica pese a su estado obsoleto

El 13 de enero de 1997, sobre las ocho de la noche, saltó la alarma. Dos operarios de la empresa "abrieron la válvula manual que liberaba la trimetilamina a la torre lavadora", en la que circula el ácido clorhídrico, y "descuidaron el control directo del proceso" debido a la "acumulación de tareas que soportaban"."Al no existir las obligatorias válvulas de seguridad automáticas y control automático del nivel", añade el fiscal, " la trimetilamina reaccionó con el ácido clorhídrico, explosionó y dio un golpe de ariete que provocó la rotura de la base de la torre lavadora". La rotura produjo la liberación de unos 500 litros de ácido clorhídrico, una cantidad sin determinar de trimetilamina y de otros 500 kilos de clorhidrato de trimetilamina, producto resultante de la reacción. Basándose en un informe pericial del Instituto Carlos III, la fiscalía concluye que los humos y gases del ácido clorhídrico, al contactar con ojos y piel, "pueden causar rápidamente inflamación o quemaduras", así como "ulceraciones de la nariz y garganta y dificultades respiratorias graves retardadas, que incluyen el edema pulmonar, espasmos y, posiblemente, hasta la muerte".

El contacto de este ácido, no inflamable, con otros metales "produce un gas hidrógeno inflamable y potencialmente explosivo". La trimetilamina, si se ingiere, "produce como mínimo irritación o quemaduras en la boca, garganta y estómago", entre otros efectos, según el informe del Instituto Carlos III entregado en el Juzgado de Instrucción número 2 de Madrid.

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