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Detenidos 50 polizones marroquíes tras salir huyendo de un barco en el puerto de Valencia

La Brigada de Extranjería sospecha que se trata de una operación de tráfico organizado

Una cincuentena de polizones marroquíes corrían y nadaban ayer por el puerto de Valencia con la policía en los talones. Sobre las nueve de la mañana habían escapado del barco Azrou, que les trajo desde Casablanca. Los más ágiles prolongaron el sueño europeo hasta las cuatro de la tarde. Pero la policía, que desplegó a varias decenas de agentes y un helicóptero, capturó a 50 polizones. A pesar de todo, los agentes reconocen que pueden haber escapado dos o tres. El barco zarpó sobre las seis de la tarde de regreso a Marruecos con más de 70 polizones a bordo.

A bordo del buque Azrou, de bandera marroquí, viajaban otros 24 polizones que no llegaron a intentar la fuga. En total, cerca de 75 cuando en todo el año pasado la Delegación del Gobierno no contabilizó más de un centenar en el puerto de Valencia. ¿Cómo pudieron subir tantos? La Brigada de Extranjería está persuadida de que se trata de un tráfico organizado de inmigrantes ilegales: cree que los polizones fueron bien recibidos a bordo en Casablanca el miércoles a cambio de la cantidad elevada que debieron pagar para entrar en el territorio Schengen. "Conocemos casos en los que un inmigrante ha llegado a pagar hasta medio millón por el trayecto", precisaba ayer el jefe superior de Policía de la Comunidad Valenciana, Segundo Martínez, que también sospecha del capitán del Azrou, interrogado durante varias horas en la comisaría del puerto. Lo cierto es que la empresa naviera de la que depende el Azrou, la Compañía Marroquí de Navegación, tenía antecedentes similares. La Capitanía Marítima de Valencia aseguraba ayer que esta compañía protagonizó otro episodio de polizones en Barcelona. Por el incidente de ayer, la Capitanía Marítima ha sancionado a la empresa con 30 millones de pesetas.Pero, sobre todo, son las facilidades que obtuvieron los polizones para escapar las que ponen en evidencia al capitán del barco, en opinión de la Policía. El portón de la bodega, en la popa, se abrió de par en par y unos 40 polizones marroquíes salieron corriendo, como si participaran en el Pas Ras al Port de València, la carrera anual que se disputa cada año en estos muelles.

El capitán advirtió el día anterior a la Policía valenciana que habían descubierto a cuatro polizones. Como el número era tan pequeño, la Jefatura sólo envió un coche zeta a las seis y media de la mañana, cuando atracó el barco en el muelle de poniente. Sobre las nueve de la mañana, los dos agentes que montaban guardia allí descubrieron a cuatro polizones que bajaban de forma furtiva por la escalerilla situada en mitad del casco.

El coche patrulla, apostado en la popa, salió en su persecución. Justo en ese momento se abrió el portón de mercancías, y salieron unos 40 polizones en estampida. Empezó la carrera, que cogió a los policías a traspiés, según explica un testigo presencial, el capataz de los estibadores José Muria. Uno de los marroquíes cayó al agua en su huida precipitada y fue capturado al momento.

"Los que bajaron por la escalerilla debían ser un señuelo para despistarnos", se lamentaba ayer un agente de Extranjería. La Policía, que se vio totalmente desbordada, movilizó a todos los coches patrulla que pudo y comenzó el juego del gato y el ratón por los muelles. A las once ya habían detenido a una treintena. La mayoría estaban dentro de la extensa instalación portuaria, la segunda más grande de España tras Bilbao, pero algunos llegaron hasta las cocheras de los autobuses municipales, a varios kilómetros de allí.

Un trabajador portuario dice que vio a cuatro de estos polizones en el dique seco de los astilleros sobre las dos de la tarde. Habían nadado centenares de metros, pero la huida concluyó a escasos metros de allí. Otro se refugió en los vestuarios de los operarios de astilleros. Cuando se escabullía por un ventanuco se dio de bruces con la policía.

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Sin embargo, la fuga más espectacular se produjo a las doce menos veinte, delante del jefe superior. Siete polizones, que viajaban ocultos entre los contenedores, aprovecharon que la policía estaba pendiente de la escalerilla central para intentar una fuga desesperada por la popa. Unos se descolgaron por las maromas y otros se arrojaron al mar. Fue en vano. Todos fueron atrapados allí mismo y escoltados al barco. Empapados y contusionados casi todos.

Tras este incidente, el buque mercante fue rodeado por una docena de policías y una patrullera de la Guardia Civil para evitar nuevas fugas. Otros agentes subieron a bordo con linternas y descubrieron a 20 polizones ocultos entre contenedores.

Hasta eso de las cuatro de la tarde se prolongó el goteo de coches zeta que llegaban al muelle de poniente con nuevos polizones capturados. Tres de ellos fueron trasladados al Hospital General, pero fueron devueltos al barco por la tarde ya que "sólo habían sufrido algunos golpes y estaban desnutridos", según la Cruz Roja, que subió al Azrou para atender a los inmigrantes y repartirles mantas y alimentos. En la vorágine perseguidora, la Policía detuvo y subió a bordo a un marroquí que nada tenía que ver con el barco. Por suerte para él, se subsanó el error y lo dejaron libre.

El último polizón capturado durmió anoche en los calabozos policiales. Fue apresado cuando ya no quedaba tiempo para devolverlo al barco. El Azrou, que cubre la línea entre Marruecos y las costa mediterránea española, tenía previsto hacer escala en Barcelona, pero las autoridades le obligaron a regresar a Marruecos anoche.

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