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La empresa Praxair y la clínica Ruber se acusan del fallo de la anestesia

F. Javier Barroso

La culpa del accidente en el que dos pacientes (de 78 y 30 años) inhalaron el pasado 12 de enero nitrógeno en lugar de oxígeno en los quirófanos de la clínica Ruber de Madrid se debió a que una bombona de oxígeno estaba, supuestamente, cargada con nitrógeno. Eso es lo que afirmó ayer el centro hospitalario en un comunicado de prensa. Por su parte, la compañía suministradora, la multinacional Praxair, replicó que todo se debió a "una manipulación premeditada" dentro de la clínica Ruber.

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Nitrógeno puro, un gas sin uso medicinal

El centro sanitario señala en su escrito que, tras detectarse el accidente, se procedió a cortar el suministro y se examinaron las instalaciones y los circuitos de los aparatos de anestesia. Entonces no se observó ninguna irregularidad en su funcionamiento, según el comunicado. Un posterior examen reveló que el fallo se produjo en algunas de las bombonas, por lo que fueron cambiadas por otras nuevas. Se probó de nuevo el circuito y se certificó que entonces no presentaba ninguna anomalía. Después se precintaron las botellas retiradas y se avisó a Praxair. Un informe pericial confirmó ayer que la bombona contenía nitrógeno puro en lugar de oxígeno medicinal."No pudo haber error en la solicitud de gases medicinales, en cuanto que el nitrógeno puro no se utiliza en las instalaciones de suministro de gases de los establecimientos hospitalarios", asegura el comunicado de la clínica Ruber. El centro hospitalario insistió ayer en que el accidente ocurrió por causas ajenas y externas a su competencia.

Colores distintos

Por su parte, Praxair afirmó que todavía se ignoran las causas exactas del accidente. Ahora se está investigando cómo pudo llegar el nitrógeno a un conducto de oxígeno. Cada botella lleva un color distinto y grandes letras especifican qué gas contiene. Además tienen acoplamientos diferentes para evitar errores. Las botellas de oxígeno tienen un acoplamiento convexo (hembra) y las de nitrógeno, cóncavo (macho). "A menos que haya un cambio de un tipo de acoplamiento por otro, lo que exige la utilización de herramientas, no hay posibilidad alguna de confusión", señala ayer la nota de Praxair para sugerir que el fallo se había producido en la propia clínica.La compañía suministradora reconoció que en la entrega de las bombonas se produjo "un error administrativo". La empresa dejó dos botellas de oxígeno y una de nitrógeno, cuando el pedido de la clínica Ruber era de tres bombonas de oxígeno. Praxair señala que el error no causó el posterior accidente. "Sólo un cambio en los acoplamientos, acto que no puede achacarse a un simple despiste momentáneo por lo aparatoso que resulta, habría dado como resultado el desgraciado incidente", explica el comunicado de la empresa. Praxair ha abierto una investigación para dilucidar quién ha sido la persona que cambió los acoplamientos.

La inspección de la Consejería de Sanidad de la Comunidad visitó ayer el área quirúrgica de la clínica Ruber y precintó la bombona cargada de nitrógeno (marcada con el número 6.035) a la espera de concluir las acciones administrativas pertinentes.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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