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Tokio, otra vez la ciudad más cara

La crisis desplaza a Moscú del tercer puesto al 88, según 'The Economist'

Por segunda vez consecutiva, Tokio aparece como la ciudad más cara del mundo en el informe bianual elaborado por el servicio de estudios de la revista The Economist. Moscú ha dejado de ser, con la vara de medir del dólar, la tercera ciudad más cara del mundo (tras Tokio y Osaka) y la primera de Europa, y ha pasado a ocupar el puesto número 88.El trabajo, que compara precios y productos en 123 ciudades de todo el mundo, ayuda a las compañías con filiales en el extranjero a decidir los sueldos de sus ejecutivos allí destacados.

Tres urbes europeas: Zúrich (Suiza), Oslo (Noruega) y París (Francia) están incluidas entre los 10 primeros puestos. Barcelona, en el número 38, se coloca por encima de Madrid, en el 43. Son las dos únicas españolas estudiadas.

Londres ocupa esta vez la novena plaza y Manchester, añadida por vez primera, está en el puesto número 25. La ciudad industrial británica es, sin embargo, más cara que Bruselas, Milán, Dublín y Luxemburgo. Atenas y Lisboa son las ciudades más baratas de la UE. Budapest ha perdido la corona de la más asequible, que se lleva este año San Petersburgo. La caída del rublo explica la situación actual.

Nueva York es la más cara de las ciudades estadounidenses, mientras que Atlanta sigue siendo la más barata. El estudio de The Economist señala que las ciudades japonesas siguen siendo las más caras del mundo para los extranjeros que viven allí. De todos modos, el índice del coste de la vida sigue descendiendo ante la fragilidad del yen.

La tremenda crisis económica, que el pasado 17 de agosto, con la devaluación del rublo y la suspensión del pago de la deuda, abrió paso en Rusia a una caída en el abismo a la que aún no se ve fin, ha tenido un singular efecto colateral: Moscú ha dejado de ser, con la vara de medir del dólar, la tercera ciudad más cara del mundo (tras Tokio y Osaka) y la primera de Europa, y ha pasado a ocupar el puesto número 88.

En agosto, el billete verde norteamericano se cambiaba a 6,2 rublos. Ayer, en las casas de cambio, se cotizaba a 23, una revaluación cercana al 400% que, a pesar de una subida de precios que en 1998 superó el 85%, ha reducido espectacularmente los precios en dólares. Lo malo es que esa ventaja no afecta al conjunto de la población, que sigue cobrando en rublos (a veces con muchos meses de retraso) salarios o pensiones que ya eran con frecuencia miserables antes de la crisis.

La economía rusa está dolarizada en buena parte. El errático tipo de cambio es la noticia seguida diariamente con más atención por la parte de la población que atesora bajo sus colchones más de 40.000 millones de dólares (cerca de seis billones de pesetas) o que trabaja con empresas extranjeras que pagan en teoría en rublos, pero siguiendo el curso de la divisa estadounidense.

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