"En Europa son imposibles los saltos políticos en el vacío"
Josu Jon Imaz San Miguel (Zumárraga, 1963) es el miembro más joven del nuevo Gobierno vasco. Sus 35 años no impiden que exhiba con orgullo casi veinte años de compromiso político, desde los días en que se afilió a EGI. A los 17 años ya estaba en su consejo nacional. En el partido ha sido miembro de la Asamblea Nacional y también de la ejecutiva guipuzcoana, todo ello en los momentos difíciles de la escisión. Con esa maleta de larga militancia y buen anclaje en el partido, con su formación como Químico -fue premio extraordinario fin de carrera- y su experiencia de concejal en su pueblo y la europea como diputado en Estrasburgo, abordará su trabajo como consejero de Industria y portavoz del Gobierno y rechaza las críticas de falta de peso político en el gabinete. Pregunta. En su primer día como portavoz le tocó hablarle claro a EH y decirle que no habrá acuerdo si no condenan la violencia callejera y los ataques a políticos. ¿Se alejará el Gobierno de las ambigüedades y equidistancias en ese terreno? Respuesta. Jamás he tenido una ambigüedad en ese tema y este Gobierno tiene ideas claras. Defenderá los derechos de todas las personas y estará enfrentado a cualquier violación de ellos. Pero los esfuerzos por la paz nos van a obligar a gestionar situaciones complejas. Que eso no se entienda como ambigüedad, porque los principios están claros. P. ¿Como consejero de Industria, cómo convencería a un empresario que acaba de recibir una carta de extorsión de que se ha entrado en una nueva etapa? R. Aunque no sea mi área, le diría que este Gobierno garantizará la seguridad, los derechos y la libertad de todos sus ciudadanos. Le felicitaría y agradecería por haber seguido invirtiendo y creando riqueza, al pie del cañón, en la situación tan dura de los años pasados. Le daría todo mi apoyo y le haría ver que estamos en un momento infinitamente mejor que hace unos meses, pese a esa situación delicada que vive personalmente. P. Parafraseando al consejero del Interior en relación con los cargos públicos del PP, ¿serán esos empresarios los más queridos de su departamento por más necesitados de protección? R. Comparto absolutamente esas palabras de Javier Balza en la toma de posesión. Me tendrán para lo que necesiten. Defenderé y apoyaré con cuidado especial a quienes sufren esas situaciones humanamente difíciles. P. ¿Se lo ha dicho ya a ellos? R. No quiero publicitar estas cosas, pero sí, he hablado ya de este tema con representantes de organizaciones empresariales y saben que me van a tener siempre a su disposición. P. ¿Le consta que entre los extorsionados hubiera, como se dijo, empresarios del PNV? R. La clase empresarial es plural, como el tejido social de este país y habrá entre ellos personas de todas las opciones políticas. Éste es un asunto delicado, que tocaré siempre con mucha prudencia y desde luego no en debate público. P. ¿Les ha pedido que aguanten el tirón? R. No quiero quitar importancia, y que no se me malinterprete, a las agresiones, chantajes o amenazas. A quien tiene el problema eso es lo que les preocupa por encima de todo. Hay conculcación de derechos que no debemos ni podemos tolerar, y esto será clave en el Gobierno. Hay dificultades objetivas, pero también posibilidades reales de alcanzar la solución y un marco de estabilidad esperanzador, tanto desde el punto de vista humano, como del estímulo a la inversión empresarial y, por tanto, a la creación de empleo para este país. P. Confebask pidió "delicadeza" al nuevo Gobierno en el tratamiento de ciertos temas, para posibilitar esa inversión y la realización de nuevos proyectos. R. La tendremos, para que puedan hacer su función en absoluta normalidad. La labor del empresario es ya de por sí difícil y obliga a asumir riesgos. Bastante es eso como para que tengan otros condicionantes negativos. Será prioritario nuestro esfuerzo para que tengan un marco de paz y estabilidad que ayude al desarrollo de sus proyectos. Insisto en que la situación es ya mejor hoy que hace meses y eso es algo que está en el tejido empresarial, no es una elucubración mía. P. La petición de Confebask podía referirse también a la indefinición sobre la estación término del marco institucional, jurídico y político, hoy puesto en cuestión desde el nacionalismo. Al dinero le asustan esas cosas. R. La estabilidad es importante, pero debe ser dinámica. Es perfectamente posible que este país vaya teniendo los niveles de autogobierno que necesite para desarrollar sus proyectos económicos, culturales o políticos y que eso se dé en un marco de cooperación y coordinación con otras administraciones. Al fin y al cabo, todos estamos en el mismo proyecto político y socioeconómico europeo. Y en ese marco, no es que sean indeseables los saltos en el vacío, sino que ya no son posibles. La adaptación de nuestras herramientas, del Estatuto de Gernika, que vayamos haciendo es perfectamente compatible con ese marco de estabilidad global y con la delicadeza que se nos pide. P. Quizá el problema es que no precisan ustedes propuestas sobre lo que quieren a diez, quince o veinte años. R. Empecemos por esta legislatura. Ahí está el programa de Gobierno. Buscamos el cumplimiento íntegro del Estatuto y también su adaptación a realidades nuevas. Tenemos pendiente el enganche y la participación en la toma de decisiones europeas que nos conciernen. Y eso es posible dentro de la representación del Estado, sólo que la Administración central no ha querido. A quince o veinte años, este país será lo que quiera ser, siempre dentro de los parámetros de respeto a la voluntad democráticamente expresada y a la pluralidad, en los que los políticos debemos buscar los acuerdos. No se debe contemplar ese futuro como un escenario preocupante o amenazante sino como estadios de oportunidad de una sociedad que busca evolucionar, pero manteniendo ese marco global en que estamos y que nos da estabilidad en estos momentos. P. En Bruselas ha debido adquirir usted una visión realista de lo que es posible o no, incluso deseable o no, como futuro para Euskadi en ese contexto europeo. R. Nuestro objetivo de esta legislatura es encontrar caminos para que la representación española en Bruselas refleje que estamos en un Estado no centralista, sino con una distribución de poderes interna. Eso exige que podamos estar presentes, incluso físicamente, en los consejos de ministros europeos cuando se tratan asuntos que competencialmente son nuestros. Hay una sentencia del Tribunal Constitucional que dice que los asuntos europeos no son ya política exterior, lo que sí sería competencia exclusiva del Estado, y que las comunidades autónomas tienen no sólo el derecho, sino el deber, de buscar vías y mecanismos para defender allí los derechos de sus ciudadanos. Hablemos de eso y resolvámoslo. Otros, los belgas por ejemplo, lo han hecho; el Reino Unido lo hará cuando se constituyan este año los parlamentos de Gales y Escocia. Busquemos también nosotros nuestra vía.
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