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Ramón-Llin dimite para evitar que la crisis "se convierta en un numerito en toda España"

No hubo viaje a Bruselas. María Ángeles Ramón-Llin cambió su prevista asistencia a la reunión del Comité de las Regiones por un desayuno con el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, tras el cual presentó su dimisión como consejera de Agricultura, Pesca y Alimentación. "Dimito sin que hayan existido presiones por parte de nadie, ni del presidente ni del PP", aseguró la que ha sido titular de la cartera de Agricultura durante esta legislatura. Y vistió su decisión con un aura de interés general. "Hay algo que está por encima de todo, la estabilidad de un gobierno", manifestó. "Me voy porque no quiero ser un obstáculo para la gobernabilidad ni para que Unión Valenciana siga en un gobierno en el que tanto interés, y digo interés entre comillas, tiene", apuntilló. Unas comillas de las que no quiso desvelar su significado. Ramón-Llin, que compareció ante los medios de comunicación bajo la atenta mirada del consejero de Presidencia, José Joaquín Ripoll, reiteró los ataques a UV que ya lanzara el lunes pasado cuando dejó la militancia. "Los hechos ocurridos en los últimos días evidencian aún más que UV es un partido a la deriva", dijo. Y a las críticas a la situación del partido añadió otras referidas a la actuación de la formación regionalista en los últimos días, que calificó de "desmesurada". "A muchos les hubiera gustado que esto se hubiese convertido en un sainete", aseguró la consejera dimisionaria en referencia a sus ex compañeros de Unión Valenciana. Un sainete que podría cruzar las fronteras autonómicas, acabando convertido en un "numerito en toda España, como quisieran algunos". "Si esto se perpetuara, seríamos un chiste en toda España", dijo en otro momento de su comparecencia. Ramón-Llin aseguró que "no creía" que su baja en UV pudiera ocasionar una crisis en el pacto de gobierno -a pesar de que los acuerdos entre PP y UV establecen que la Consejería de Agricultura debe desempeñarla una persona propuesta por los regionalistas-, y defendió su actuación de estos días. "Me dí de baja el lunes y puse mi cargo a disposición del presidente [Zaplana] que me pidió que siguiese. Así es como creo que se debe hacer en política. Hoy [por ayer] dimito por coherencia personal, para evitar que esta decisión afecte a la gobernabilidad de esta Comunidad", dijo. "Se puede estar o no de acuerdo, pero si tuviera que volver a tomar estas decisiones lo repetiría", se justificó ante la pregunta de por qué no había presentado su dimisión el lunes al mismo tiempo que anunció su baja. La que fue hasta el pasado lunes vicepresidenta de Unión Valenciana también pintó el panorama de futuro para su ex partido. "Les auguro un desastre. Ya lo comprobaremos en las elecciones, donde difícilmente va a tener representatividad", vaticinó. Según Ramón-Llin, "UV no tiene futuro, porque lo ha hecho muy mal y ha desaprovechado las oportunidades de consolidar el valencianismo político". Un descalabro del que, a pesar de haber ocupado altos cargos dentro de la formación regionalista, no se considera responsable. "Yo no participé en prácticamente ninguna decisión sobre la política a desarrollar por el partido", dijo. Ramón-Llin señaló: "Las discrepancias con la dirección de Unión Valenciana yo las he manifestado a quien debía, cuando debía y en el lugar que debía". Al mismo tiempo, defendió su discreción política: "Hasta que no he decidido darme de baja no he transmitido a los medios de comunicación mis diferencias con la actuación del partido". La consejera no se privó de lanzar una advertencia a sus ex correligionarios: "El tiempo pondrá a cada uno en su sitio". Sobre su futuro, María Ángeles Ramón-Llin no se cerró ninguna puerta. "Siempre estaré en política, aunque no tenga afiliación en ningún partido", manifestó. Lo que matizó posteriormente es que de momento no ha formalizado su ingreso en ninguna formación, tampoco en el PP. "No se me ha pedido que vaya en las listas de ningún partido. Sería de muy mal gusto después de lo que ha pasado", dijo. Sin embargo añadió: "No me cierro a la política, porque me gusta", señaló, pero no adelantó desde donde. "No tengo ninguna bola de cristal", bromeó Ramón-Llin sobre la posibilidad de que en un futuro pueda aparecer en alguna candidatura o cargo. "Me voy con la cabeza bien alta, con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo", dijo Ramón-Llin de su gestión en la Consejería de Agricultura, tres años y medio que calificó de "irrepetibles". Agradeció el trabajo de su equipo de colaboradores en la consejería -tres de los cuales se han dado de baja en el partido siguiendo su camino- y deseó suerte a su sustituto, antes incluso de que se conociese su nombre de forma oficial.

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