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Crisis de confianza

Keizo Obuchi vino a Paris con dos propósitos. (. ..) Asegurarse de que Japón puede contar con Francia en su cruzada para una mayor estabilidad del sistema mundial de cambios y tranquilizar a los dirigentes galos sobre el estado de su país. (.. .) Pese a que los japoneses han aplaudido el nacimiento del euro (. . .), no es menos cierto que les inquieta. Tokio teme que la cohabitación del dólar y el euro (...) lleve al yen a la marginación y se agrave así la inestabilidad que sufre el archipiélago. (...) Francia y Japón han reafirmado "la crucial importancia de la estabilidad futura de los mercados de cambio para la economía mundial". Paris y Tokio se comprometen a actuar en ese sentido en el seno del G-7. Obuchi tendría que obtener de Roma y Bonn (. . .) un compromiso similar. Así, los que desprecian cualquier forma de coordinación internacional en cuestiones monetarias no podrán negarse a iniciar un debate. La buena salud de Japón, "banquero planetario", es otra condición para la estabilidad cambiaria y la vuelta a un fuerte crecimiento en el mundo. En esto, Obuchi no ha convencido. Es cierto que desde que gobierna Japón no ha parado: enésimo plan de relanzamiento económico, promesas de bajada de impuestos, reestructuración del sistema financiero (. . .). Rara vez en tan poco tiempo se han iniciado tantas transformaciones. Pero no es suficiente: el crack en el mercado de obligaciones de Tokio demuestra que el país sigue padeciendo una grave crisis. Se trata de una crisis de confianza: los japoneses han perdido confianza en su futuro, en sus instituciones y en sus dirigentes políticos. (...) , 9 de enero

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