Arrecian las críticas contra una homilía del arzobispo de Granada

La homilía del pasado 2 de enero del arzobispo de Granada, Antonio Cañizares, con motivo de la Fiesta de la Toma de la ciudad por los Reyes Católicos y en la que dijo que "la diversidad de culturas, por sí misma, no da lugar automáticamente a una humanidad mejor" ha desencadenado una avalancha de reproches y críticas entre intelectuales y políticos. Según los consultados, las palabras de Cañizares muestran "la intolerancia y la intransigencia" hacia otras culturas y otras formas de pensar.

Cañizares pronunció su homilía durante los actos oficiales de la Fiesta de la Toma, una celebración que está siendo duramente criticada por los sectores más progresistas de la ciudad por el desdén que, según ellos, supone para otras culturas, como la musulmana o la judía, que fueron expulsadas de España en 1492. Cañizares no hizo sino repetir una pastoral de los obispos sureños del pasado noviembre, en la que se defendía que "el hecho más decisivo" de la historia de Andalucía fue la llegada del cristianismo, en tanto que otro hecho [la presencia musulmana] "permanece sólo como un residuo cultural, estético o folklórico". "Pretender arrancar a Jesucristo de la identidad" andaluza sería, dijo, "una terrible injusticia a la verdad histórica". El escritor Andrés Sopeña, autor de los libros El florido pensil y La morena de la copla, y miembro, reaccionó ayer con estupor ante las palabras de Cañizares, en las que dudaba si la diversidad de culturas produciría una mejoría en las relaciones humanas. "No sé si se podría dar una sociedad mejor o peor a través de la convivencia y la diversidad entre culturas", manifestó. "Pero cuando realmente no se da con una sociedad más justa, desde luego, es viéndola desde una perspectiva unipolar, sin diversidad". "Por otro lado", añadió, "atribuir a la religión católica un papel progresista en aquel momento (1492) es muy duro de entender conociendo como conocemos la historia de la Iglesia". Estado laico Para el poeta José Carlos Rosales, la actitud de Cañizares resulta igualmente sorprendente. "Lo que a mí me llama la atención", señaló, "es que en un Estado laico como el nuestro se celebre una fiesta religiosa de esas características". El autor de El buzo incorregible agregó: "Yo respeto la opinión del arzobispo sobre si la diversidad de culturas es mejor o no es mejor. Sin embargo, lo que me pone muy nervioso y me deja muy inquieto es toda la gente que habla de lo que debe ser la tierra en la que vivo sin contar conmigo". La concejala de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Granada Amelia Romacho, manifestó por su lado que "la opinión de Cañizares no es la de una persona adecuada para introducir aires de apertura, tolerancia y convivencia en una ciudad como Granada". "Lamento que lo que dijo sea lo que piensa una autoridad de la Iglesia, una autoridad, además,que debería ajustar sus posiciones a una sociedad mestiza, tolerante y abierta", señaló. Para el delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, Enrique Moratalla, la diversidad criticada por Cañizares "es un elemento absolutamente enriquecedor", sobre todo "en el pueblo andaluz, que ha bebido de las fuentes de todas las culturas". "Desde luego", añadió, "no existe la tolerancia sin diversidad cultural". Luego agregó: "Una cultura uniforme está abocada a la decadencia". Con el coincidió el escritor Álvaro Salvador, quien, además, dijo que se trata de "la verdadera condición "chirriante" de la Iglesia". Por contra, Andrés Ollero, del PP, restó importancia al asunto: "De identidad andaluza hablamos todos desde hace años. Los obispos también tienen su derecho a hacerlo", sentenció.