CDC y Unió aparcan sus diferencias municipales y cierran filas para afrontar un año de elecciones

Unió Democràtica considera que el pacto municipal con Convergència es fruta madura y que en los próximos días puede anunciarse el acuerdo entre ambas formaciones. CDC tampoco ve nubarrones. De esta manera, el culebrón que se arrastra desde principio del año pasado, con tormentosas amenazas de separación de por medio, va camino de un final feliz. Eso se divisa tras la reunión que a principios de esta semana mantuvieron los secretarios de CDC y UDC, Pere Esteve y Ignasi Farreres, respectivamente, y que contó con una mediación de lujo: la del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Hay fumata blanca en un total de 110 poblaciones y consejos comarcales, las ciudades más importantes de Cataluña entre ellas. ¿Cómo se ha llegado a una situación tan idílica después de que a finales del año pasado UDC amenazara con la celebración de un consejo nacional extraordinario? Para Unió han cambiado muchas cosas. Para Convergència no muchas, según fuentes de ambos partidos. Pero dos no se pelean si uno no quiere. Y parece que UDC está dispuesta a perdonar. CDC, por su parte, ha dado muestras de buena voluntad. Pujol quiere recomponer las relaciones con Unió y que la pareja llegue en armonía a las elecciones catalanas. Por eso, desde ahora y hasta otoño, el presidente de la Generalitat va a intentar recomponer la maltrecha vida de pareja.

Al proyecto de pacto municipal se llega después de que Jordi Pujol y el máximo dirigente de UDC, Josep Antoni Duran Lleida se reunieran el pasado 23 de diciembre. Fue tras ese encuentro cuando Duran pidió a la dirección de Unió que aplazase la convocatoria de un consejo nacional extraordinario sobre la crisis del pacto municipal. Incluso llegó a plantearse la hipótesis de que, ante la falta de entendimiento, concurrieran ambas formaciones por separado y compitiendo.

Con el acuerdo municipal se pretende poner fin a un período de malos entendidos que tuvieron como plato fuerte la negociación y rechazo de que Duran Lleida ocupara el segundo puesto, tras Pujol, en la lista autonómica de Barcelona.