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El COI expulsará por primera vez en su historia a miembros corruptos

El próximo día 24 será una fecha histórica para el olimpismo. El Comité Olímpico Internacional, según todos los indicios, expulsará por primera vez a varios de sus miembros, acusados de corrupción. El escándalo por las ayudas en formas variadas, desde becas a terrenos, de la candidatura estadounidense de Salt Lake City, ganadora en 1995 de los Juegos de Invierno del 2002, llevó ayer incluso a la dimisión al presidente del comité organizador, Frank Joklik, y al vicepresidente, Dave Johnson. De los nueve implicados, la mayoría son africanos y uno ya ha fallecido.

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Una 'Ganga'

Al COI se le han acumulado los problemas. Por si no fuera bastante el del dopaje, para el que está convocada una conferencia mundial a primeros de febrero, la corrupción larvada siempre en un mundo de tantos intereses estalló esta vez con todas las pruebas a mediados del pasado mes de diciembre. Casi un mes antes de la última desestabilización (la reciente idea de Mundiales cada dos años lanzada por Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, lo que minusvaloraría aún más el fútbol olímpico al coincidir con los Juegos), estalló el escándalo de la capital de Utah. Y ello, pese a que había sido, desde antes de la elección, la ganadora, en teoría más clara de las últimas celebradas, tras perder las anteriores para 1998 ante la japonesa Nagano.

Como si no estuviera segura de su triunfo, Salt Lake City hizo una inversión cuantiosa al margen de sus magníficas instalaciones. Lo de menos fue que superó los 150dólares (22.500 pesetas) cantidad máxima permitida por la Carta Olímpica en los regalos a los más de 100 miembros. Lo peor fue que sobrepasó los 500.000 dólares (unos 80 millones de pesetas) en becas y otras atenciones a varios de ellos.

Acusado fallecido

El primer aviso se produjo cuando fortuitamente llegó a una radio de Salt Lake City una carta firmada por Dave Johnson, vicepresidente del comité organizador (ahora dimitido), en la que anunciaba a Sonia Essomba, hija de René Essomba, miembro del COI de Camerún, y secretario de la Asociación de Comités Olímpicos Africanos, que recibía la última a de 10.000 dólares (1.500.000 pesetas) en su beca de estudios en la Universidad de Washington. Essomba, uno de los máximos implicados en el escándalo de corrupción, murió el 30 de agosto.

El asunto era suficientemente grave, pero el vicepresidente del COI, el suizo Marc Hodler, uno de los pesos pesados del olimpismo, acabó de rematarlo al declarar públicamente que la compra de votos no se había hecho últimamente sólo para Salt Lake City (con cuatro miembros de la organización, al menos, dedicados a ello), sino también para Nagano y para los Juegos de ve rano de Atlanta 96 y los próximos de Sydney 2000 y Atenas 2004. El presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, de 78 años, fue sorprendido por las palabras de Hodler, el más veterano de los miembros del COI, de 80, que no lo dijo antes a la comisión ejecutiva. Pero la campaña de limpieza estaba lanzada ya irremisiblemente. Se había tomado la decisión de formar una comisión para recabar pruebas y tratar de recuperar la imagen de credibilidad. Aunque la historia de regalos de mayor o menor cuantía llevó en 1990 al COI a frenar la carrera, el desprestigio volvía a ser demasiado evidente.

Otros cuatro hombres importantes del COI, Richard Pound (Canadá), Keba M'Baye (Senegal), Jacques Rogge (Bélgica) y Thomas Bach (Alemania) forman el jurado que dará pie a Samaranch para expulsar a los otros implicados. La comisión ejecutiva se reunirá los próximos días 23 y 24 en Lausana. Descartado Essomba, las primeras expulsiones de los hasta ahora intocables miembros olímpicos saldrán de un grupo en el que están el mongol Shagdarjav Magvan y los africanos Bassir Mohamed Attarabulsi, diplomado en deportes libio, el general sudanés Zein el Abdin M. A. Abdel Gadir, el ex primer ministro tunecino Mohamed Mzali, el gestor de Swazilandia David Sikhulumi Sibanze y el congolés Jean Claude Ganga, secretario general del Consejo Supremo de Deportes de África. Asimismo, parecen estar salpicados por las ayudas, el ruso Vitali Smirnov, varias veces vicepresidente del COI, y el legendario campeón olímpico de yudo en Tokio 64, el holandés Anton Geesink. Sólo éste, junto a Gadir, Sibandze y Ganga fueron incorporados al COI por Samaranch desde su llegada a la presidencia en 1980.

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