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TRIBUNALESDISCUSIÓN SOBRE EL NÚMERO DE AUTORES DEL LINCHAMIENTO

Las acusaciones imputan a los [HH] detenidos por el "caso de Natzaret" un asesinato con agravantes

Los agresores incrementaron de forma inhumana los padecimientos del camionero Antonio Civantos, linchado el 4 de diciembre en el barrio de Natzaret, en Valencia, y no le dieron ninguna posibilidad de defenderse. Por tanto, se trata de un asesinato de especial gravedad en el que concurren las circunstancias agravantes de alevosía y ensañamiento. El fiscal y la acusación particular defendieron ayer esta postura ante el titular del juzgado de Instrucción número 15 de Valencia, Vicente Ríos, e imputaron, de forma provisional, sendos delitos de asesinato de especial gravedad a los dos detenidos por la muerte del camionero, José Muñoz y Jesús G. La defensa se opuso a estas imputaciones.

Los dos detenidos comparecieron ayer ante el juez como regula la Ley del Jurado para conocer las imputaciones que, de forma inicial, sostienen las acusaciones contra ellos. Además, todas las partes solicitaron que se practiquen diversas diligencias (declaración de testigos y pruebas biológicas, como análisis de sangre y de cabellos). El letrado de la acusación particular, Enrique Lozano, pidió que declaren ante el juez todas las personas relacionadas con el suceso ("más de 10") que ha interrogado el Grupo de Homicidios de la Policía. Entre ellas figura un testigo protegido, cuya identidad se mantiene en secreto; otros testigos oculares y al menos dos posibles implicados en el linchamiento. José Muñoz, El Sordo -el padre del niño atropellado por el camionero, que se entregó 40 horas después del suceso y está ingresado desde entonces en la cárcel de Picassent- fue trasladado al juzgado en un furgón de la Guardia Civil sobre las diez menos cuarto de la mañana. Tres guardias lo bajaron esposado. Mostraba un semblante serio y no ocultó su rostro ante la presencia de las cámaras. Jesús G., el otro detenido que el juez dejó en libertad, llegó al juzgado sobre las 10.20 horas. La comparecencia se prolongó unas dos horas y media. Libertad provisional El abogado de Muñoz, Jaime Sanz de Bremond, pidió la libertad provisional para su defendido porque "no hay riesgo de que se fugue ni de que se produzca una obstrucción a la acción de la Justicia". Pero su solicitud fue rechazada. El letrado de Jesús G., Carlos Tejeda, pidió el sobreseimiento de las actuaciones contra su cliente. El juez decidió continuar los trámites que marca la Ley del Jurado y no pronunciarse sobre la petición de sobreseimiento hasta que las pruebas biológicas y los testimonios no prueben si Jesús G. participó o no en el linchamiento. De momento, la Policía Científica aún no ha concluido los análisis de la sangre y los cabellos hallados en el lugar. Sanz de Bremond y Lozano discreparon abiertamente sobre el número de participantes en el linchamiento y la cantidad de armas utilizadas. El primero sostiene que el camionero no recibió más de dos heridas mortales, dos golpes violentos en la cabeza, y que el resto eran incisiones y escoriaciones poco profundas. Esta tesis beneficia a su cliente, El Sordo, ya que éste ha confesado que pinchó a Civantos con un arma blanca, pero no que le golpeara con un objeto contundente. Además su letrado insiste en que sólo han sido halladas tres armas: el mango de una navaja, un fragmento de un bastón y un cuchillo de cocina, lo que reduce el número de agresores. En cambio Lozano recalca que el cadáver estaba "machacado, intentaron degollarlo porque tiene una herida profunda en el cuello y presenta contusiones en la ceja, el parietal... una brutalidad extrema que decidió al juez a dictar el ingreso en prisión de Muñoz". Varias de las lesiones podrían causar por si solas, en su opinión, la muerte del transportista. El abogado de la acusación particular sostiene que participaron al menos tres personas en el linchamiento y que la cifra podría elevarse. También subraya que los investigadores hallaron una cuarta arma, un cuchillo ensangrentado, detrás de una tapia. Tras esta comparecencia se iniciará la declaración de los testigos oculares y posibles implicados interrogados por la Policía, así como la reconstrucción de los hechos. Todas las partes coinciden en la importancia de los análisis de sangre y cabellos que se están practicando.

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