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Tribuna
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Rojo

Joaquín Estefanía

Ahora que todo el mundo se apunta al bombardeo conviene recordar que si hay una persona que representa la coherencia de la larga marcha de la economía española desde la autarquía hasta la moneda única, ése es Luis Ángel Rojo. Un jovencísimo Rojo (25 años) participó en el Plan de Estabilización de 1959, desde el servicio de estudios del Ministerio de Comercio y desde aquella formidable plataforma de ideas que fue entonces Información Comercial Española. Un más maduro Rojo estuvo presente el histórico fin de semana del pasado primero de mayo, cuando se dio vía libre a la creación del euro. En el intermedio, toda una vida dedicada a la educación y a la modernización de la economía española, reconocida de forma unánime a mediados del mes pasado cuando Rojo fue a informar por última vez como máximo responsable de la política monetaria a la Comisión de Economía del Congreso y fue despedido por los aplausos de todos los diputados presentes, puestos de pie. En una de las escasas entrevistas, quizá la única, concedida como gobernador del Banco de España (Guía del euro de EL PAÍS), Ángel Rojo manifestaba su optimismo por lo que va a suceder en Europa al disponer de una moneda única: "Al poco tiempo se acelerará el impulso de integración, de la competencia y, por tanto, la eficacia y el buen funcionamiento de las economías, así como la integración de las sociedades". En su vida profesional, siempre ha trabajado por que estos conceptos se hiciesen realidad. A principios de los años setenta, Rojo iniciaba su andadura en el Banco de España desde su servicio de estudios. De él hizo la institución más reconocida de cuantas existen en España, analizando las políticas monetarias e incidiendo en la creación de estadísticas financieras fiables, algo que en aquellos tiempos era poco menos que una utopía. A la fuerza logró que el Banco de España deviniese en el más potente aparato ideológico del Estado. En 1988 fue nombrado subgobernador del Banco de España, y en 1992, gobernador del mismo; como tal tuvo que rescatar a la entidad de uno de sus momentos más difíciles por los problemas políticos y judiciales de su antecesor, Mariano Rubio; instrumentar la ley de autonomía del banco emisor, y protagonizar la intervención de Banesto. Su independencia de criterio para aplicar la política monetaria ha sido considerada imprescindible para que España cumpliese con el criterio de convergencia de la inflación, exigido por el Tratado de Maastricht para formar parte del área euro. Rojo ha influido de manera decisiva en la elaboración de la política económica de la transición, y en la conformación de la mentalidad económica de dos de los presidentes de Gobierno más paradigmáticos de este periodo: Adolfo Suárez y Felipe González. De forma lamentable, la ley de incompatibilidades de 1985 evitó que siguiese dando clases en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Complutense de Madrid. Julio Segura, el primer catedrático de Teoría Económica discípulo de Rojo, le recuerda impartiendo su primer curso de macroeconomía en el viejo caserón de San Bernardo: "En 1962, aquel joven tímido y brillante era uno de los escasos profesores -sobraban dedos de una mano- que explicaba el tipo de economía usual en las universidades avanzadas del mundo. Por primera vez, el alumno descubría que la teoría económica tenía que ver con los problemas del mundo real y que ofrecía un marco lógico y analítico riguroso en el que plantearse problemas de gran importancia: renta nacional, empleo, precios, crecimiento...". Introductor del pensamiento analítico keynesiano en España; discípulo de Popper, lo que le ayudó a abrir discusiones sobre metodología económica; intérprete de la teoría económica marxista; traductor de Piero Sraffa en castellano, Rojo ha dejado también una impronta en la universidad a través de sus clases y de sus textos.

Trasladado el centro de gravedad de la política monetaria al Banco Central Europeo, el Banco de España experimentará un cambio de naturaleza y tendrá como función principal supervisar el sistema bancario. Pero también asesorar el Gobierno; el economista Ángel Rojo seguirá jugando un papel central.

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