El túnel del tiempo
MIENTRAS ESPAÑA daba el salto al siglo XXI con el nacimiento del euro, la nevada que cogió desprevenidos a tantos pareció hacernos retroceder en el tiempo en la penúltima Nochevieja del XX. Que varios cientos de vehículos quedaran atrapados durante horas en el túnel de Guadarrama, que une por autopista Madrid y Castilla y León, es propio de un esperpento. Pero esto no es un guión teatral, sino una crónica de ayer mismo. El túnel quedó bloqueado por sus dos bocas: en una, por un camión cruzado; en la otra, por acumulación de nieve. Para completar el cuadro, la tormenta dejó sin electricidad a varios miles de vecinos en las provincias de Madrid, Segovia y Ávila. En otros lugares el temporal produjo tragedias, como la de las cinco personas sepultadas en Sevilla por la caída de un muro que se llevó el viento.Esta vez no ha habido falta de previsión, pues las inclemencias del tiempo estaban más que pregonadas. Bien es verdad que muchos conductores hicieron caso omiso de las advertencias y usaron el automóvil para sus desplazamientos. Pero gran parte de lo ocurrido parece deberse, fundamentalmente, a falta de medios para hacer frente de manera inmediata a los efectos de tales temporales. Por mucho que se anticipen, la nieve parece un fenómeno meteorológico que siempre pilla por sorpresa a los encargados de minimizar sus efectos sobre las carreteras o el suministro eléctrico. Una vez, más la nieve de la Nochevieja se convirtió para miles de personas en un fenómeno que nos hacía retroceder en el túnel del tiempo.
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