El acuerdo de Gobierno vasco quiere impulsar la paz apoyándose en Lizarra

El programa del futuro Gobierno vasco fue presentado ayer en sociedad en Vitoria después de que sus principales actores dejasen en el texto 1.375 firmas. El futuro lehendakari, Juan José Ibarretxe; Xabier Arzalluz y Ricardo Ansotegi, por el PNV, y Carlos Garaikoetxea e Inaxio Oliveri, por EA, suscribieron cada uno de sus 55 folios en cinco copias. El pacto profundiza las señas nacionalistas vascas, lo que se quiere compensar con una política económica y laboral continuista con la que fue diseñada con el PSE en el Gobierno vasco.El Ejecutivo va a buscar la paz en Euskadi con una política que parte del plan Ardanza y la declaración de Lizarra y a la que intentará sumar al resto de los partidos vascos, en especial socialistas y populares; lanzará un debate parlamentario sobre el que llama Libro Blanco del Autogobierno, que analice y defina las relaciones con el Estado español y la Unión Europea y el nuevo marco estatutario, y perseguirá un acercamiento con Navarra y el País Vasco francés sobre la base de acuerdos públicos y privados en todos los frentes. Es "un programa lleno de buenas intenciones para progresar y ser más libres", según la definición del candidato Ibarretxe.

Los nacionalistas se plantean la paz como primer objetivo de su acción de gobierno. Para ello consideran un buen trabajo el realizado por el lehendakari José Antonio Ardanza al frente del Pacto de Ajuria Enea, pero estiman que ya es algo superado que sólo puede servir como punto de partida. La parte nuclear de la política de pacificación que diseña el acuerdo de Gobierno se basa en los postulados del plan de paz que diseñó Ardanza, y que la Mesa de Ajuria Enea rechazó en marzo pasado, y en lo que de ese plan subyace en el Acuerdo de Lizarra.

A lo largo de cinco puntos, el acuerdo considera que la tregua decretada por ETA el pasado 16 de septiembre permite la apertura del "diálogo y negociación" sobre el futuro político de Euskadi entre todas las fuerzas parlamentarias vascas sin límites y sin exclusiones.

Parafraseando el plan Ardanza y la Declaración de Lizarra, el acuerdo establece que ese diálogo político resolutivo no podrá hacer tabla rasa de lo que el sistema democrático ha ido construyendo en las últimas dos décadas, pero "tampoco considerar cerrado el proceso, en los límites de lo construido hasta ahora". En ese punto especifica que sería inadmisible aceptar condiciones previas para alguno de los interlocutores en el proceso, como el reconocimiento del derecho de autodeterminación, pero tampoco que la Constitución y el Estatuto de Gernika se establezcan como límites infranqueables.

El último punto de lo que PNV y Eusko Alkartasuna consideran el "camino, el método y el modelo de pacificación" emplaza a las instituciones del Estado a que hagan propios los acuerdos que adopten las instituciones vascas y se incorporen al ordenamiento jurídico.