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Umbral sin retorno

La crisis de CiU atravesó un umbral sin retorno, según las direcciones de ambos partidos, a primeros de 1997. Unas declaraciones de Duran críticas con el modo en que el Gobierno catalán había empezado a tramitar el proyecto de la actual ley del catalán encendieron entonces una descomunal hoguera en la coalición. Ya no se trataba de una simple diferencia entre partidos. Duran se había atrevido por primera vez a cuestionar públicamente una acción del Gobierno de Pujol.Desde entonces se han sucedido periódicamente los temblores en las estructuras de la alianza. Hace tres meses, un nuevo encontronazo disparó todas las alarmas internas cuando Convergència le negó al líder de Unió el segundo puesto de la candidatura de Pujol a las autonómicas de 1999. Duran, despechado por lo que juzga un trato arrogante e injusto por parte de sus socios, renunció al tercer puesto de la lista que le ofrecía Convergència y se sepultó voluntariamente en el octavo. Pero de inmediato la dirección de Unió anunció que en la próxima legislatura catalana los diputados democristianos, bajo la batuta de Duran, no dudarán en defender posiciones propias cuando difieran de sus socios, e incluso en romper la disciplina de voto del grupo.

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Los nacionalistas catalanes dan por hecho que la coalición CiU no sobrevivirá a Pujol

La conflictiva negociación sobre la composición de las candidaturas para las elecciones municipales de 1999, bloqueada desde hace meses, es otra muestra de las dificultades de la coalición.

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