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Zambombas por bulerías

La Navidad es diferente en Jerez. La fiesta no se queda en la iluminación de las calles, en el árbol o en el nacimiento; va más allá de todo eso. Estos días rezuman compás, pasión y duende en cada rincón de la ciudad. La protagonista es la zambomba. Ésta ya clásica celebración es la más genuina de las expresiones del pueblo jerezano y se ha convertido por méritos propios en el motor de las navidades. Su combustible está elaborado con una mezcla en la que se pueden encontrar pestiños, bulerías y vinos de la tierra, entre otras cosas. Las zambombas se desperezan en la primera semana diciembre, después de todo un año de letargo. A partir de ahí y hasta Nochebuena, no hay colectivo, asociación de vecinos o peña que no celebre una. La estampa habitual de una zambomba está compuesta por un nutrido corro de gente, una hoguera en medio -cuando se hace en patios o al aire libre-, bandejas de productos típicos, panderetas, botellas de anís y un par de zambombas de gran tamaño para marcar el compás. Las peñas flamencas (Antonio Chacón, Los Cernícalos, La Buena Gente) y algunas asociaciones de vecinos como las de Cruz Vieja, Calle Nueva y Plaza Plateros, que hacen sus zambombas en medio de la calle, se convierten en las más visitadas de las rutas que, sobre todo los fines de semana, se realizan por las calles y barrios de la ciudad. Esta Navidad, como viene sucediendo en los últimos años, se ha vuelto a poner de manifiesto que la tradición de celebrar zambombas, lejos de diluirse, va tomando cada vez más fuerza. No son pocas las personas que conocedoras de la fama adquirida por estas reuniones se acercan a Jerez para conocerlas de cerca. Los visitantes provienen sobre todo de localidades limítrofes, aunque también son muchos los sevillanos y madrileños que se dejan ver por estas latitudes. Los villancicos son otra de las peculiaridades de una zambomba jerezana. Su denominador común es el tono aflamencado que se les imprime y en cuanto a las letras, están las que hacen alusión al nacimiento del niño y las que son absolutamente profanas y, en la mayoría de las ocasiones, picantes. Se está consiguiendo incluso recuperar letras antiguas que ya parecían perdidas, algo en lo que está colaborando de manera importante el buen número de publicaciones salidas estos días con letras de villancicos.

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