Aznar deja a Cascos fuera de la nueva cúpula del PP, diseñada sólo para nueve notables
El presidente del PP, José María Aznar, ya tiene decidido qué partido quiere que le arrope para arrancar el nuevo siglo tras las próximas elecciones generales. Y está seleccionando personalmente los nombres que formarán ese equipo, aunque sobre ese aspecto no ha facilitado un solo dato. La innovadora estructura del PP que se aprobará en el congreso de enero, más ejecutiva, contará con un órgano colegiado reducido de nueve notables que gestionarán semanalmente el viaje constante del partido al "centro reformista" entre los que no cabe el actual secretario general, Francisco Álvarez Cascos.
La dirección nacional del PP remitirá hoy por correo electrónico a sus sedes en toda España las cinco ponencias del XIII congreso nacional que el partido celebrará los días 29, 30 y 31 de enero. A partir de ese momento, esos documentos se enviarán a cada uno de los 2.500 compromisarios electos y éstos estudiarán las enmiendas que se debatirán en el cónclave. Los compromisarios se han revelado especialmente interesados en la ponencia de estatutos, la que define el nuevo organigrama interno del partido. Un texto que Aznar encargó al actual coordinador general del PP, Ángel Acebes, y que ha supervisado directamente.En esta ponencia, Aznar aclara con qué tipo de partido quiere contar en el futuro. Una formación que define ahora ideológicamente como de "centro reformista" con el objetivo de sostener, nutrir y controlar los numerosos gobiernos en donde está instalado el PP, y con la previsión de que tenga utilidad para mucho tiempo. Aznar ya ha dicho en el último mes en dos ocasiones que tiene la convicción de que el PP gobernará "muchos" o "bastantes años" en el siglo XXI.
Aznar ha diseñado un PP para el próximo milenio con una cúpula muy reducida de notables que llevará semanalmente las riendas del partido y con un aparato más nutrido y sobre todo más ejecutivo que el actual, pensado en su momento para acometer labores propias de la oposición. Aznar afronta este reto desde una posición de enorme e indiscutida fuerza interna y desde una plataforma novedosa al estar todavía en el Gobierno, cuando lo habitual es acometer estas reformas después de que un partido sea derrotado en las urnas. Los dirigentes del PP subrayan esta aportación para intentar diferenciarse de lo que le ocurrió a UCD y sobre todo al PSOE.
Protagonismo del Ejecutivo
El PP que saldrá del próximo congreso será, por decisión de Aznar, un partido predispuesto para ensalzar el protagonismo único del Gobierno. Ese objetivo se plasmará en la coordinación diaria de ambos ámbitos; el engrase de las maquinarias electorales; alimentar el vivero de futuros y mejores cuadros dirigentes; suministrar ideas; y garantizar el contacto con la sociedad. Con esa finalidad, el nuevo PP transformará su actual Comité Ejecutivo Nacional (65 miembros) para ganar capacidad de gestión y creará otro órgano colegiado, de sólo nueve dirigentes con Aznar, que consagrará a los elegidos para ese club de notables como la cúpula del partido.
El perfil de los cargos que integrarán ese nuevo Comité de Dirección del PP, que se reunirá semanal y habitualmente los lunes, excluye a Francisco Álvarez Cascos por primera vez desde 1989 de la máxima dirección de este partido. Cascos anunció hace algo más de un año su intención de renunciar a la secretaría general tras el próximo cónclave del PP. Este pasado verano retomó ese deseo y Aznar, enfrascado entonces ya en la sustitución de su portavoz, Miguel Ángel Rodríguez, le tomó la palabra para subrayar el mensaje de que promovería un nuevo paso en su viaje permanente al centro en este congreso.
En ese Comité de Dirección estará Aznar, el secretario general que sustituya a Cascos, un máximo de tres vicesecretarios generales (como ahora) y los cuatro coordinadores de área, con competencias directas relacionadas con los objetivos de "correa de transmisión" del Gobierno para los que se prepara el PP.
Nada se sabe oficialmente sobre las personas que ocuparán esos relevantes cargos. Sí se intuye que el secretario general no debe ser un ministro, aunque las incompatibidades de funciones en estos primeros puestos de responsabilidad son más teóricas que reales. También se apuesta porque Aznar reconozca, con ese nombramiento y tras la desaparicion del coordinador general, el trabajo efectuado estos últimos años por Acebes, al que encargó la redacción precisamente de esta estructura y al que todo el mundo en el PP atribuye el mérito y el éxito de la reciente campaña electoral vasca.
La permanencia de los tres vicesecretarios generales sin funciones ejecutivas parece predestinada a premiar el aprecio y la relevancia política de Aznar hacia esos tres mismos miembros ahora de su equipo de máxima confianza: Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja y Mariano Rajoy. El selecto comité de magníficos del PP lo completan los cuatro coordinadores de área, con la significación de que uno de ellos será a partir de ahora la cara del partido al ejercer también como portavoz. Es llamativa la ausencia en ese foro de los portavoces parlamentarios (Congreso, Senado y Parlamento Europeo), que son los que lidian a diario realmente con los principales problemas políticos del PP. Fuentes de la dirección del partido apuntaron que su ausencia se ha pensado para liberarles de tareas en muchas ocasiones burocráticas. Y se afirma también que cuando se aborde un asunto de su competencia serán invitados, al igual que los secretarios ejecutivos especializados en ese cometido.
El Comité Ejecutivo y la Junta Directiva (450 componentes) tendrán similar configuración a la actual, aunque con la aportación en el primer caso de los presidentes regionales del PP y, en el segundo, de los presidentes de Diputación y alcaldes de capitales. Ambas incorporaciones de carácter territorial hacen innecesaria la Comisión Permanente.
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