Molins imputa su voto contra el AVE a una trampa socialista
El candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona, Joaquim Molins, negó ayer las acusaciones municipales por haber votado en Madrid contra una moción que instaba al Gobierno a cumplir los plazos de la conexión del AVE entre Barcelona y Francia en el 2004, mientras en Barcelona se enfunda una camiseta reivindicando justo lo contrario. Para Molins la incongruencia no es tal ya que la moción presentada por los socialistas planteaba además otros dos puntos para el desarrollo del AVE cuya ejecución evaluó en 8 billones de pesetas.
Los intentos de lograr que el PSOE accediera a modificar el punto que hacía referencia al tramo de Barcelona y Francia, según la versión de Molins, fueron infructuosos por el deseo de los socialistas de ponerle "en evidencia". El aspirante a la alcaldía explicó que el reglamento de la Cámara no permite votar por separado las propuestas y, no pudiendo asumir el texto en su totalidad, se vio obligado a votar en contra. Joaquim Molins ironizó sobre las peticiones que planteaban los socialistas en su moción -"tal vez obedecen a que se acercan los Reyes y preparan su carta"- y las prisas con que exigen al Gobierno que tengan listo un plan sectorial sobre el desarrollo de la alta velocidad ferroviaria en España, en el plazo de tres meses, cuando el Gobierno del PSOE, añade, "perdió seis años". Para Molins a veces no resulta fácil compatibilizar su cargo en el Congreso con su condición de candidato a la alcaldía. El episodio del AVE es una muestra de ello, aunque pareció tomársela con cierta resignación. Convergentes y socialistas se acusaron mutuamente ayer de defender cosas distintas en función del lugar donde se encuentran: dando cancha a reivindicaciones cuando la responsabilidad de ejecutarlas recae en otra institución. Por otra parte, Molins se despachó a gusto contra los presupuestos municipales de 1999 porque ignoran cualquier referencia a la Carta Municipal justo en el primer ejercicio en que la ciudad contará con este documento por el que tanto tiempo lleva peleando. Para Molins sus prioridades, si logra algún día ser alcalde, serían la vivienda y la creación de empleo. El aspirante a la alcaldía cargó contra el actual gobierno local por "invertir el doble en publicidad que en vivienda", lo que calificó de "escandaloso, se mire como se mire". Frente a los presupuestos del año próximo, que el Ayuntamiento tiene previsto aprobar en el pleno del martes, CiU esbozó las líneas maestras de su presupuesto alternativo, que perseguiría como uno de sus objetivos reducir la presión fiscal. Molins estuvo arropado por el portavoz del grupo municipal de CiU, Joan Puigdollers. Ambos se comprometieron a bajar los principales impuestos municipales a razón de un 8% -el coeficiente del Impuesto de Actividades Económicas (IAE)- y un 1,8% -el tipo del IBI-. Para reducir la carga impositiva y además aumentar el doble (4.000 millones de pesetas) la partida destinada a vivienda hizo algunas propuestas: destinar la totalidad de la cifra que se prevé recaudar en concepto de venta de suelo (1.870 millones) para adquirir nuevos terrenos donde edificar viviendas. Para fomentar la actividad industrial promete crear un programa al que dedicaría 2.000 millones de pesetas. En el toma y daca que en las últimas semanas enfrenta cada vez con mayor crudeza a los candidatos de CiU y del PSC a la alcaldía, volvió a salir a colación la cobertura de la Gran Vía (autopista A-19) en el tramo comprendido entre las calles Bilbao y Extremadura. Molins reprocha al gobierno municipal que no encuentra en los presupuestos ninguna referencia para acometer este proyecto. En el presupuesto alternativo de CiU abundan las promesas, los aumentos de partidas pero no especifican qué proyectos deberían quedar en la cuneta para que cuadren los números. Puigdollers apuntó algo acerca de por dónde su grupo entiende que habría que meter la tijera: "En el cajón de sastre del alcalde, que asciende a 104.000 millones de pesetas sin especificar su destino concreto". CiU sacrificaría los gastos consignados para "comunicación social y participación ciudadana" y, según concretó Puigdollers, de manera especial cortarían por lo sano los 1.000 millones que el Ayuntamiento dedica a Barcelona TV, a Barcelona Información y a las felicitaciones navideñas que estos días el señor alcalde dirige a todos los jubilados. También criticó la carpa instalada junto a la feria de Santa Llúcia. Molins defendió la recalificación de terrenos como fórmula para conseguir el cierre de las prisiones del núcleo de Barcelona. Más dificultad tuvo Molins para rebatir ayer las críticas que le han propinado estos días por votar en contra de una moción en el Senado que puede acarrearle a las arcas municipales barcelonesas dejar de ingresar 1.000 millones de pesetas para compensarle de las pérdidas que le ocasionó en 1995 la rebaja del IAE. Dijo que se trata de un error del diario de sesiones del Senado del que Molins habló directamente con Clos para despejar cualquier duda. El pasado jueves CiU presentó al Senado un voto particular contrario a eliminar dicha partida. Sobre el conflicto del recibo del agua, Molins se excusó diciendo que su grupo hizo lo que pudo y lanzó la pelota a otros grupos como el PP, que mientras "aquí apoyan ciertas reivindicaciones, en Madrid hacen lo contrario", apostilló.
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