Crece la lista de republicanos moderados que se pronuncian a favor de la destitución de Clinton

"Es como un maremoto alzándose contra el presidente", declaró ayer, angustiado, Harold Ickes, asesor de la Casa Blanca, para describir la fuerza creciente del movimiento para procesar para su destitución (impeachment) a Bill Clinton. Mientras regresaba de Oriente Próximo a Washington, Clinton seguía perdiendo apoyo en la opinión pública -el 58% de los norteamericanos quiere que dimita si es procesado por la Cámara de Representantes, según The Washington Post- y, aún más grave, en el grupo de republicanos moderados que hace unos días no tenían claro votar a favor del impeachment.

Muchos de esos republicanos moderados se pronunciaron ayer a favor del procesamiento en el pleno extraordinario de la Cámara de Representantes que comenzará mañana. Entre ellos, el congresista neoyorquino Jack Quinn, en el que la Casa Blanca tenía depositadas muchas esperanzas. "Mi decisión de votar el impeachment está basada en las claras pruebas de perjurio y obstrucción a la justicia presentadas la pasada semana por el Comité de Asuntos Judiciales", dijo. Uno tras otro, una cascada de republicanos moderados anunciaron que se pronunciaran por el envío del caso Lewinsky al Senado para que Clinton sea allí juzgado para su destitución. Entre ellos, John McHugh, Nancy Johnson, Frank Lobiondo, Jim Walsh, Jerry Weller, Anne Northup, Fred Upton, Tom Campbell y Roy Blunt. Eso acortó la lista del grupo de republicanos que pueden romper la disciplina de partido en la histórica sesión de la Cámara de Representantes. El único consuelo en el campo de los adversarios políticos de Clinton llegó de la mano del ex candidato presidencial Bob Dole, que, aunque se pronunció a favor de que la Cámara apruebe el impeachment, propuso que el Senado adopte luego como castigo la censura de Clinton en vez de su cese. Las malas noticias para el presidente también llegaron de su propio campo. Cuatro congresistas demócratas conservadores, Paul McHale, Gene Taylor, Ralph Hall y Virgil Goode, informaron que, de momento, se inclinan a favor del impeachment. Un total de 31 demócratas votaron el pasado octubre junto a la mayoría republicana de la Cámara de Representantes a favor del comienzo de la investigación para su posible impechament de su correligionario Clinton. Aun insistiendo en que Clinton todavía tiene un 50% de posibilidades de escapar al bochorno de convertirse en el único presidente del siglo XX procesado por la Cámara de Representantes, la Casa Blanca no ocultó su creciente pesimismo. Al Gore canceló un viaje a New Hampshire para permanecer en Washington defendiendo a su jefe. La posición de Clinton también se debilita en su frente favorito: el de los sondeos de opinión. Según el difundido ayer por The Washington Post y la cadena ABC, el 58% de los norteamericanos cree que Clinton debería dimitir en vez de luchar en el Senado si es procesado por la Cámara de Representantes. El hastío por el caso Lewinsky, el escaso aprecio a la ética personal de Clinton y el temor a las consecuencias económicas de la incertidumbre política explican esa actitud.