_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La fecha

Francesc Valls

FRANCESC VALLS El próximo 23 de diciembre el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, anunciará ante todos los catalanes la fecha de las elecciones autonómicas. Una fecha que, según el líder de CiU, sólo preocupa a políticos y periodistas, que no tiene ningún interés para los ciudadanos: tristemente como tantas y tantas disposiciones que los profesionales de la política tienden a creer fundamentales para la humanidad. El día 23 caerá pues de cartel una de las piezas teatrales, a modo de monólogo, que más se ha representado para regocijo de fisgones impenitentes de diarios. ¿Por qué el 23 de diciembre? Quizá porque los jugos gástricos de la ciudadanía, en vigila de la escudella de Navidad o los canelones de Sant Esteve, están predispuestos a los excesos. Pero no es eso. El 23 de diciembre probablemente ya se habrán votado los presupuestos de la Generalitat. Éste es el argumento que se da desde Convergència Democràtica para justificar la espera. ¿Teme Pujol que un inusualmente belicoso PP catalán le dé la espalda en el último tramo de las votaciones presupuestarias? No debe tener motivos de inquietud. Hace unas semanas los diputados conservadores quisieron dar un susto a los nacionalistas, después de la ducha escocesa que CiU les había dado a sus hermanos mayores en el Congreso de los Diputados votando con los socialistas. Pero no pasó de la mera travesura. Los diputados del PP estaban más pendientes de que el susto no se convirtiera en un revés para CiU que los propios parlamentarios convergentes. Ahora, como contrapartida a tanta responsabilidad, CiU ha mantenido una generosa abstención en el Senado sobre la ayuda de 1,3 billones de pesetas propuesta por el PP para que las eléctricas se sumen al libre albedrío del mercado. Hasta ahora todo, pues, seguía el guión previsto. Pero el pasado lunes, el presidente del Gobierno atizó desde Praga ese fuego que tiene en Pujol a su único mantenedor. Son las llamas de la duda que despejará ante Cataluña entera el presidente Pujol dentro de unos días. Aznar se atrevió a decir: "Existe un compromiso antiguo con el señor Pujol en virtud del cual siempre hemos entendido , y desde luego he entendido, que las elecciones catalanas serían en marzo y las elecciones generales serían en el año 2000. Ése es el compromiso que hay". Pues muy mal entendido. ¿Problema de traducción? ¿Quizás el malentendido se deba a la utilización del catalán en las reuniones entre ambos dirigentes? Para el presidente de la Generalitat la respuesta ha sido clara. El problema no parece ser el catalán, sino las endiabladas lenguas eslavas. "Aznar se habrá confundido o expresado mal; quizás lo haya dicho en checo", se ha apresurado a replicar Pujol. El presidente del Gobierno español, desde la patria de un Kafka que escribía en esa lengua tan cara a Pujol -alemán- , se ha atrevido a perturbar la paz, a entrar sin permiso en el coto unipersonal del convocante de elecciones autonómicas. Un coto en el que el propietario medita de forma permanente y no puede ser molestado ni por su propio partido. No importa que el consejo nacional de CDC le haya pedido en pleno que convoque elecciones en noviembre, que reestructure el Gobierno, que intente combatir la imagen más dinámica de Pasqual Maragall integrando consejeros más jovenes en el Consell Executiu. La decisión la tomará Pujol. Mientras CDC tira de la manga derecha del protagonista, Unió Democràtica tira de la izquierda: pide elecciones en marzo, antes de las municipales -cuyas listas causan tantos quebraderos de cabeza-, y con la expectativa del pospujolismo augurando unos inciertos horizontes. En cualquier caso, la fecha de las elecciones no deja de ser una fiesta a la que están invitados los amigos del propietario de la casa. Tal como enunció el propio secretario general de CDC, Pere Esteve, "el presidente de la Generalitat tomará la decisión de acuerdo con sus criterios". Cualquier comentario del vecindario será interpretado como una injerencia, aunque venga a poner paz en el infierno que se vive en el principal y que no deja dormir a nadie desde hace meses.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_