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El pan y la palabra

Si a reunión de pastores, oveja muerta, a reunión de escritores, palabra herida. Eso es al menos lo que se intuye en el 6º Congreso de Escritores de España, que se clausura hoy en Granada y en el que ha salido a la luz un asunto peliagudo: el daño que hace a los libros la fotocopia ilegal, el daño que hace a los editores y el daño que hace a los derechos de autor. Como decía un participante: "Un pan no puede fotocopiarse, pero un libro sí, y el pan de los escritores son sus libros". Medio centenar de escritores de todo el país han estado debatiendo estos días sobre problemas como los derechos de autor, la reforma de la ley de propiedad intelectual o la necesidad de tener algún tipo de seguridad social. Y alguno se ha llevado las manos a la cabeza al conocer que, en sólo un año, el Centro Español de Derechos Reprográficos (Cedro), encargado de perseguir la fotocopia ilegal y conseguir que autores y editores reciban una compensación por la reproducción de sus obras, ha recaudado más de 1.000 millones de pesetas. "En este momento se ha suscrito un convenio con todas las universidad para obtener un cánon por parte de éstas por las fotocopias que hacen de obras literarias", señala el secretario de la Asociación Colegiada de Escritores (ACE), Andrés Sorel, que considera este convenio como un avance. "Pero, respecto a la fotocopia, no es ya tanto un problema de recaudación como de concienciación sobre el daño que esta práctica le hace al libro". "No se trata sólo del plano editorial", afirma Sorel, "sino de la necesidad de concienciar a todos de que los beneficios del libro deben revertir directamente sobre sus más directos responsables, es decir, los editores y los escritores". El acuerdo con las universidades ha dado lugar a la fotocopia licenciada, es decir, aquella que cuenta con la autorización del editor o el escritor a cambio de un cánon establecido. La fotocopia privada, sin embargo, es la que más perjudica a los creadores literarios. No ha sido éste el único tema del congreso. También se ha hecho un análisis sobre el papel de la literatura en castellano en el último siglo y los retos que se presentan con las nuevas tecnologías. Según Sorel, la gran batalla que ahora se libra está en "el concepto mercantilista de las literaturas actuales". "Los pequeños editores, las pequeñas librerías", dice Sorel, "tienen que coexistir con el dominio de la literatura anglosajona: hay que defender a esas editoriales y a esas librerías", ya que, en su opinión, garantizan una buena literatura. Otro de los asuntos abordados por el congreso ha sido el de la necesidad de reivindicar "una mayor pureza de los premios literarios", según el secretario de la ACE. "Es necesario diferenciar lo que es mero comercio de lo que es la aspiración de los jóvenes escritores". En este sentido, Sorel explica que continúan los trámites para llegar a un acuerdo con el Ministerio de Cultura con el objeto de que vuelvan a ponerse en marcha las ayudas para la creación literaria. "Es necesario el apoyo de las instituciones", señala, "para que se mantengan el rigor y la calidad de aquellos autores noveles que aún no han tenido acceso al gran mercado literario". El congreso, que no ofrecerá conclusiones, publicará las diferentes ponencias que se van a presentar en la publicación La República de las Letras, que incluirá no sólo los trabajos de los escritores presentes, sino también de aquellos que no han podido asistir, como Luis García Montero, Almudena Grandes, José Hierro o José Manuel Caballero Bonald.

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