"Hay que plasmar los derechos humanos en actos, sin retórica"
El nombre de Silvia Escobar se asocia indeleblemente en Madrid a la lucha, la defensa y la extensión de los derechos humanos desde que un día de 1968 viera publicado en las páginas de la revista Newsweek un anuncio singular. Era de una de las entidades pioneras de entre las organizaciones no gubernamentales: Amnesty International. La página reproducía el cuadro El descendimiento, de Van der Weyden. El lema decía que Cristo había sido un preso de conciencia, que se opuso en su día a un poder injusto e inhumano y pagó con su vida por la defensa de sus convicciones. Silvia Escobar contrajo desde entonces un compromiso civil humanitario, al que ha sido fiel hasta hoy. Y fundó en Madrid la Sección Española de Amnistía Internacional. Juan José Rodríguez Ugarte, de Justicia y Paz, le prestó un local de la calle de Ferrer del Río, desde donde comenzó su actividad junto a personas como Pat Bennetts, Eduardo Muñoz-Seca o Mercedes Jiménez, partícipes de su mismo entusiasmo. Amnistía Internacional desbrozó el camino para que otras organizaciones defensoras de los derechos humanos desplegaran aquí su actividad. Lingüista y traductora, Silvia Escobar fue en 1983 la primera directora de la Oficina de Derechos Humanos creada en España por el entonces ministro socialista de Exteriores, Fernando Morán.Pregunta. Para usted, ¿en qué consisten hoy los derechos humanos?
Respuesta. Surgen de la reflexión sobre el dolor propio y el de los demás, que cristaliza en una acción continuada por paliarlos.
P. ¿Cuál es el grado de atención a los derechos humanos en Madrid?
R. No hay amenazas contra la libertad de expresión; los derechos sociales y económicos, aunque muestran grandes carencias, se hallan razonablemente extendidos; subsisten, sin embargo, muchas lagunas sobre derechos de inmigrantes y minusválidos.
P. ¿Cuál es el balance?
R. La solidaridad de Madrid con las grandes catástrofes es realmente excepcional. Cruz Roja ha canalizado la espléndida ayuda madrileña tras el huracán Mitch en América Central. Sin embargo, asuntos más cercanos, como conseguir que una comunidad de propietarios instale un ascensor donde vive un minusválido, siguen siendo aquí metas aún muy difíciles.
P. ¿Por qué?
R. Porque creo que las autoridades incumplen su obligación y no intervienen en casos como éste. P. ¿Qué futuro augura a los derechos humanos? R. El 50º aniversario de la Declaración Universal es un punto de partida. Si liberamos los derechos humanos de la retórica y logramos plasmarlos en actos, la justicia y la libertad dejarán de ser promesas rotas de nuestro tiempo.
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