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Los fieles del presidente piden para él una censura por el 'caso Lewinsky'

El caso Lewinsky quedó ayer visto para sentencia, después de que los abogados de Bill Clinton emplearan a fondo su segunda jornada de protagonismo en el comité de Asuntos Judiciales para insistir en que la destitución del presidente sería un castigo excesivamente severo para sus pecados. El comité comenzará hoy un debate interno, que, dada su berroqueña mayoría republicana, concluirá el sábado con la aprobación de uno o dos artículos de impeachment o procesamiento para la destitución de Clinton. William Weld, un republicano moderado que ocupó un lugar destacado en el Departamento de Justicia de Ronald Reagan y fue luego gobernador de Massachusetts, fue ayer el testigo estelar presentado en la colina del Capitolio por la defensa de Clinton. Weld afirmó que "quitarle el cargo al presidente no es la solución apropiada" para este caso, aunque añadió que "la dignidad del Congreso y la dignidad del país" exigen que Clinton reciba un severo castigo.El ex gobernador, que fue candidato de Clinton para la Embajada en México pero fue rechazado por sus propios correligionarios republicanos del Congreso, detalló un castigo "con cuatro pasos": reconocimiento por escrito de Clinton de sus errores, censura del Congreso, pago de una fuerte multa en metálico y posibilidad de que Clinton sea acusado ante los tribunales al terminar su segundo mandato presidencial.

Henry Hyde, su presidente republicano, decidió que, además del impeachment, el comité podrá votar este fin de semana la alternativa de la censura si así lo desean los demócratas. También informó que su equipo jurídico ya redactaba ayer cuatro posibles artículos de impeachment que, de ser aprobados este fin de semana, serán enviados al pleno de la Cámara para que decida sobre ellos la próxima semana.

Dos de estos artículos, los que tienen más posibilidades de ser aprobados por la Cámara, acusan al presidente de perjurio por negar dos veces bajo juramento que sus relaciones con Lewinsky fueran de naturaleza sexual. Un tercero le acusa de obstruir la acción de la justicia por zancadillear la investigación del fiscal Kenneth Starr. Y el cuarto, de abuso de poder.

La Casa Blanca y los congresistas demócratas seguían ayer haciendo intensa presión sobre las dos docenas de congresistas republicanos moderados que no tienen claro su voto en la sesión plenaria extraordinaria de la próxima semana. Uno de ellos, el neoyorquino Amo Houghton, confirmó que se opondrá al impeachment y defenderá la censura. Esa posición fue expresada también por el ex senador republicano por Nueva York, Alfonse D"Amato, conocido por sus pocas simpatías por Clinton. Pero los demócratas sabían que, para inclinar a un puñado de republicanos a su favor, Clinton debe hacer algo espectacular estos días. Para algunos, "debería dirigirse a la nación una vez más para pedir perdón por su conducta".

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