"Estas casas no aguantan reformas"
Los vecinos del barrio de la Estación de Coslada se han acostumbrado a gritar para mantener una conversación. El ruido de los aviones que descienden para aterrizar en el aeropuerto de Barajas les impide el descanso por las noches, según cuentan, y les ha llenado las casas de grietas por las vibraciones.El dueño de un bar, Fermín García, vive en el barrio desde hace 38 años y reconoce que ahora los aviones son menos ruidosos que cuando él era más joven. "Cuando vemos la televisión tenemos que subir el volumen cada vez que pasa un avión y luego bajarlo. Todos los vecinos sufrimos problemas de audición graves. De hecho, mi madre se ha quedado sorda", señala Fermín. La peor época para el barrio llega en verano, cuando hay que dormir con la ventana abierta y el ruido se cuela por todas las casas.
La solución a todos estos problemas no parece sencilla. "Yo tengo una grieta en todo el comedor y no me atrevo a arreglarla porque estas casas están hechas con arena de río y no aguantan reformas", explica Antonio Martínez, un carnicero del barrio, que añade: "si me toca una primitiva, me voy del barrio".
La única solución, la desaparición del barrio. "Cada día estamos peor. Ahora, cada vez que pasa un avión, se le va el color a la televisión. Tarda unos segundos en volver. La verdad es que sería bueno saber cuántos somníferos receta el médico de esta zona", se pregunta el residente Enrique Martínez.
Los afectados identifican ya las aeronaves por el ruido que hacen y por lo cerca que pasan de sus casas. Las estrellas de las molestias son los Boeing 747, en especial los que llegan a Barajas de madrugada. "No hay soluciones posibles estando a media milla [unos 800 metros] de las pistas de aterrizaje".
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